Tras huir de Tarsis creyendo que sus compañeros habían muerto en el derrumbe de la posada El Dragón Rojo, Flint, Tasslehoff, Gilthanas, Laurana, Sturm y Elistan hicieron acopio de coraje y se encaminaron hacia el sur, junto con los Caballeros de Solamnia, con el propósito de buscar el Orbe de los Dragones guardado en el castillo del Muro de Hielo. Siguiendo el mapa encontrado en la biblioteca de Tarsis, se internaron en el glaciar que desde el Cataclismo había invadido palmo a palmo las Praderas de Arena[1].
Aproximadamente a mirad de camino hacia el castillo del Muro de Hielo, los compañeros se perdieron en una ventisca y fueron rescatados por los Bárbaros de Hielo, una tribu nómada del glaciar. Los condujeron al cercano poblado, a bordo de unos botes deslizantes[2].
El poblado está instalado junto a la grieta de un ventisquero y está dividido en tres partes: el puerto al este, un mar de nieve al sur y un área de viviendas al oeste[3]. El puerto lo forma una loma de hielo compacto que desciende en una suave pendiente desde el poblado, por la que los botes deslizantes ganan velocidad con rapidez. El mar de nieve es un extenso y profundo ventisquero creado por el viento del oeste, que arrastra la nieve a través de la empalizada de hielo semejante a un costillar y que protege el flanco sur del poblado. Entre el puerto y el área de viviendas existe un muro de tres metros por tres, de nieve prensada, y que se salva utilizando los escalones cavados a ambos lados[4]. El único flanco desprotegido del poblado era el orientado al oeste.
Al conocer un inminente ataque, los héroes ayudaron a los Bárbaros de Hielo a cavar trincheras a lo largo del área desprotegida[5]. A cambio, el jefe del poblado puso a disposición de varios componentes del grupo un guía para que los acompañara en su viaje al castillo del Muro de Hielo: Rasgan, clérigo de los Bárbaros de Hielo[6].
El castillo del Muro de Hielo es todo cuanto queda de la estructura que se alzaba en una isla al sur del continente, antes del Cataclismo. La expansión del hielo polar se ha adentrado en tierra firme de manera paulatina durante los últimos tres siglos y la presión del hielo en movimiento contra la línea de la costa ha formado un alto escarpado orientado al norte, de cientos de metros de altura. En su continuo avance, el hielo ha arrastrado consigo el castillo, empujando los restos de su estructura con un movimiento ascendente y oblicuo. En consecuencia, la torre de vigía se «inclina peligrosamente hacia afuera» desde su encumbrada posición en lo alto del Muro de Hielo[7].
La única manera que se conocía para acceder al castillo era escalar el escarpado muro por una grieta vertical abierta en el hielo y después remontar la escalera que ascendía hasta el patio de la ruinosa fortaleza, ya que el resto de la construcción está rodeado por un glaciar natural. No obstante, cuando los compañeros se disponían a escalar la grieta, una avalancha dejó al descubierto la entrada de una cueva: la ruta secreta. Durante ciento cincuenta metros la caverna serpentea y varía de tamaño, desde pasos angostos hasta grutas enormes. Sin embargo, parece ser un callejón sin salida ya quien la última cámara el paso se estrecha y termina en una oscura y profunda sima. Aquí fue donde los compañeros hicieron un grandioso descubrimiento: un dragón plateado montado por un Caballero de Solamnia, que asía el astil partido de una lanza… incrustados en el hielo[8]. Un poco más adelante, la pared de hielo era muy fina y penetraba luz del otro lado; allí fue por donde los compañeros se abrieron paso rompiendo el hielo a golpes de mazo y accedieron al castillo[9].
El castillo tiene dos secciones: las estructuras construidas por el hombre en la zona exterior, ahora simples ruinas del fuerte original, y los túneles y cavernas naturales de la zona subterránea, creados por la acción del agua de deshielo y el movimiento del propio glaciar. El castillo parece haber sido una mera fortificación en el pasado, de, al menos, setenta y cinco metros por ciento veinte, con una única torre de vigía y varios edificios bajos alineados en la muralla en torno al patio central[10]. Los bordes exteriores están derrumbados y/o han quedado atrapados bajo el hielo; incluso en el área interior, los techos y las puertas están destrozados.
Siguiendo la ruta secreta, los compañeros entraron en una bodega en la que se almacenaban barriles de avituallamiento, turba para combustible y armas. Desde allí salieron al patio central. En un edificio al oeste del patio se albergan lobos; los thanois y los minotauros duermen en cavernas excavadas en el extremo sur, y el Señor del Dragón elfo, Feal-thas; usaba la biblioteca y un dormitorio situados al este. La entrada a estas cámaras está protegida por una trampa en el suelo, delante de la puerta[11]. La inclinada torre de la esquina suroccidental se encumbra sobre el patio y desciende a los niveles inferiores, pero está derrumbada en su mayor parte y tan incrustada en el hielo que es inaccesible más allá de doce metros en cualquier dirección. Casi en el centro del patio hay una fuente mágica. Dos arroyos salen de la pila de la fuente y corren hacia un desagüe situado al suroeste. Tanto el desagüe, como la torre y la trampa, son accesos a la zona subterránea.
Los cimientos de la torre parecen ser la única obra salida de la mano del hombre en el nivel inferior. Aunque obstruido por el hielo y los escombros, existe un angosto pasaje en el hielo que desemboca en la sala central de la zona subterránea: la Hilera de Cerriones, una cámara de techo bajo con estalactitas de hielo lo bastante sólidas para utilizarlas como jabalinas.
Además de este túnel, salen otros cuatro ramales en otras tantas direcciones. Al suroeste, una puerta de barras de hierro cierra otra cámara de techo alto: la jaula del monstruo Remorhaz. El agua de la fuente mágica que cae por el desagüe se embalsa en esta cámara antes de precipitarse por una rejilla que hay junto a la puerta. A estas aguas se les une otro arroyo que nace en un manantial glacial. Un túnel vira al noreste y llega a una cámara en la que se guardan treinta y siete huevos de dragón. El túnel del noroeste desciende de manera gradual a través de una fantasmagórica gruta repleta de cadáveres congelados: la despensa de Sleet.
Sleet, una hembra de dragón blanco, tiene su cubil en una caverna adyacente. En el extremo este guarda apilado su tesoro. Allí se guardaba el Orbe de los Dragones cuando Feal-thas no lo tenía en sus aposentos, donde lo encontraron los compañeros. Detrás del montón de riquezas acumuladas, el agua de los arroyos se ha abierto paso entre el hielo. Cae en una pequeña cascada y fluye por el centro de la cámara para después filtrarse a través del muro norte[12]. Al este del arroyo hay una hendidura que se ensancha de manera progresiva y es el túnel de salida de Sleet a la superficie del glaciar[13].
Los héroes partieron del castillo y se dirigieron a Sancrist llevando consigo su preciosa carga: el Orbe de los Dragones y el fragmento de la Dragonlance. Ignoraban que los otros compañeros seguían vivos y que también viajaban hacia el este con una misión similar a la suya.