Istar

Tras haber sido barridos de la cubierta del Perechon, los héroes volvieron en sí y se encontraron en unas extrañas habitaciones pertenecientes a edificios muy antiguos. Durante su breve visita, Zebulah no les dio pista alguna de su localización (salvo a Tika, quien junto con Caramon se hallaba en otra zona de las ruinas[1]). Mientras los héroes perseguían a Zebulah por su Refugio a fin de averiguar algo más, «atravesaron pasadizos ruinosos y vastos salones surcados por robustas columnas» y más tarde lo atisbaron al final de una escalera de caracol que descendía[2].

Al llegar a una intersección de dos corredores el grupo se dividió; el pasillo seguido por Tanis desembocaba en una amplia estancia en la que se guardaba el secreto de su localización. Sobre una gran mesa redonda había una detallada maqueta de una ciudad, una ciudad que se extendía en torno a un hermoso y esbelto templo: la antigua Istar[3].

Pre-Cataclismo

Es imposible considerar las ruinas de Istar sin antes visualizar la antigua ciudad. Dos años después de terminar la Guerra de la Lanza, Caramon regresó a una Istar muy distinta a la que viera en el fondo del Mar Sangriento. Junto con Tas y Crysania, el guerrero fue enviado a Istar a través del tiempo, poco antes de que sobreviniera el Cataclismo; entonces fue cuando contempló la urbe en todo su esplendor[4].

La Istar del Príncipe de los Sacerdotes era el centro supremo del comercio, gobierno y religión. El tamaño original de Istar pudo ser mucho mayor que el área que sobrevivió al Cataclismo. El crecimiento de la capital probablemente obligó a que se expandiera más allá de las murallas que rodeaban la ciudad. En el interior de la zona amurallada las avenidas de Istar irradiaban desde el Gran Templo, y se enlazaban entre sí con calles adyacentes que daban al conjunto el aspecto de una inmensa tela de araña. La siempre creciente prosperidad de la activa ciudad se reflejaba en la suntuosidad de su diseño y construcción. Como Tanis observó en la detallada maqueta tenía «delicadas torres… techos abovedados… ajardinadas avenidas flanqueadas por amplios soportales… pabellones y palacios engalanados con columnatas… cúpulas de cristal de invernaderos que protegían a las flores de estío de las nieves invernales»[5]

Aunque Istar estaba junto a un inmenso lago, ninguno de los personajes estuvieron en la zona lindante con la extensión de agua[6]. Los lugares específicos que se mencionan en la historia son: el mercado donde Caramon, Tasslehoff y Crysania aparecieron por primera vez y en el que el guerrero y el kender fueron vendidos como esclavos; la prisión donde fueron encarcelados temporalmente; la forja en la que les ponían los collares de hierro a los esclavos; la Escuela de los Juegos, el estadio al que Caramon fue llevado y entrenado para actuar como gladiador (con Tasslehoff pegado a sus talones); la Torre de la Alta Hechicería, desalojada poco tiempo antes, y el templo al que transportaron a Crysania para sanarla y donde Raistlin ocupaba los aposentos y el laboratorio secreto de Fistandantilus, tras vencer y suplantar al poderoso nigromante[7].

Post-Cataclismo

Aunque gran parte de Istar se desmoronó y sólo unas cuantas zonas tienen bolsas de aire que las hace habitables para los «kreeaquekh» (seres que respiran aire), más que destruirse la ciudad se hundió en las profundidades del mar[8]. Yace en el fondo de un inmenso cráter cuyas paredes alcanzan una gran altura y que protegen las estructuras sumergidas del embate del Remolino. Sólo en el centro de la ciudad se deja sentir la corriente con toda su fuera, ya que es allí donde el final del embudo de las aguas arremolinadas se precipita por un vórtice en «La Sima», que se hunde hasta alcanzar el Abismo, lugar perverso donde fue a parar el otrora sagrado templo desaparecido[9].

La zona comprendida entre las paredes del cráter tiene un diámetro algo inferior al kilómetro y medio, es decir, un área relativamente pequeña[10]. Habida cuenta de la importancia de Istar en el pasado, el cráter sólo puede albergar el sector más urbanizado de la antigua urbe. Los edificios estaban bastante próximos entre sí y contaban con varios pisos, de manera que unos cálculos basados en meras medidas de superficie resultarían engañosos[11]. Además de las estructuras pertenecientes a la antigua Istar, se han creado cavernas debajo y en el interior de la ciudad, que forman un conglomerado de ubicaciones tanto ruinosas como en buen estado, y tanto secas como inundadas[12]. Los elfos marinos y los «kreeaquekh» ocupan por lo general la zona alta de las ruinas, en tanto que abajo acechan las criaturas malignas: los esbirros del Rey de las Profundidades[13].

Las dos áreas descritas son el Refugio de Zebulah y La Sima de Istar, el laberinto del Rey de las Profundidades[14]. El Refugio de Zebulah es parte de la antigua ciudad, en tanto que La Sima se formó durante el Cataclismo. La localización del Refugio no se especifica, pero la inclusión de la torre con la maqueta de la ciudad dando la bienvenida a los visitantes sugiere una situación o cercana a las puertas de la urbe o próxima al centro. Esta última es la más probable por diversas razones: oportunidad de rescatar a los héroes al ser absorbidos por el Remolino; proximidad a La Sima en el intento de combatir al Rey de las Profundidades, e importancia de las estructuras subsistentes de la ciudad original, tales como la fuente mágica y el antiguo salón de banquetes.

Las funciones de las estancias en el Refugio de Zebulah se han modificado para adaptarse a las circunstancias originadas con el Cataclismo. El salón de banquetes se ha habilitado como invernadero; una sala con columnata contiene asientos hechos con esponjas así como una pequeña cascada para disfrute de los elfos marinos; los aposentos de Zebulah disponen de un lecho cobijado en una inmensa concha; y una sala es el arsenal donde se guardan dos docenas de Dragonlances que los elfos marinos poseían aun antes de ocupar la sumergida Istar[15].

El área de La Sima es una serie de pasadizos sinuosos y cavernas repletos de cubiles y lugares de reunión de las criaturas malignas. Varias de estas cavernas tienen conductos que ascienden hasta el patio central de la ciudad[16].