Donde las estribaciones este-oeste de las montañas de Ergoth se encuentran con las del norte, está un vetusto y sagrado lugar: el valle de Foghaven[1]. Con anterioridad al Cataclismo el valle era la meta de muchos peregrinos, ya que guarda la Tumba de Huma, héroe de la antigua Solamnia[2].
Las laderas de las montañas se precipitan en una pronunciada pendiente en torno al herboso valle que está a sus pies. En medio del valle hay un lago de aguas termales, causantes de la húmeda niebla que envuelve sus tierras bajas y que le da nombre (Foghaven significa abra brumosa). Tanto la topografía como la hidrología del área denotan la naturaleza del origen del valle. Volcánico, aunque inactivo durante centurias, todavía mantiene suficientes propiedades vulcanológicas para que las aguas que manan en el extremo oriental del lago sean termales[3].
En el pasado, dos senderos muy transitados desembocaban en el valle desde las comarcas habitadas: al oeste desde el puesto avanzado de los caballeros y al este desde lo que después sería territorio ogro. Pero el utilizado por Silvara, procedente del sur, sólo era conocido por «su gente»: los Dragones del Bien[4]. Cuando Silvara condujo a los compañeros hasta el valle, apenas eran conscientes del entorno debido a la niebla y lo abrupto del terreno. Tras una larga marcha se encontraron otra vez caminando por suelo llano, sobre hierba mullida[5]. Al parecer, Silvara utilizó en el último tramo un camino secreto, ya que el mapa original del valle de Foghaven indica sólo una amplia escalinata que asciende desde el sendero, cuarenta y cinco metros sobre el suelo del valle, y que termina en las ruinas de una fortaleza de la que todavía quedan torreones y establos; allí es donde antaño se albergaban los peregrinos[6]. El descenso desde la fortaleza es una peligrosa caminata por una traicionera pendiente. Asimismo, una escalera de caracol ubicada en las ruinas conduce a las cavernas subterráneas en donde se encuentra el cubil del dragón plateado Dargent[7].
En la base de los farallones meridionales crecen árboles, pero la mayor parte del terreno llano está alfombrado con hierba. El corazón del valle está ocupado por el lago, de aguas calientes al este, donde se alimenta de las termas, y frías en el lado oeste. El Puente de la Travesía lo cruza por el centro[8]. Es una simple pasarela de mármol, lisa, resbaladiza, sin pasamanos, flanqueada a ambos lados por estatuas, que se alza en arco sobre las burbujeantes aguas[9]. Sin embargo, cuando la luna plateada alcanza su cenit, la niebla se levanta; ello permitió que los compañeros atisbaran lo que hay al otro lado. El panorama que contemplaron los indujo a pasar sobre el puente, a despecho de sus temores. Al otro lado se encuentra la Tumba de Huma, rodeada por inmensas estatuas. Y más allá se encumbra el Monumento del Dragón Plateado[10].