Caramon y Tasslehoff fueron conducidos a un inmenso y antiguo estadio de piedra en el que se celebraban combates de gladiadores[1]. Los gladiadores esclavos se escabullían de tanto en tanto al exterior moviendo un bloque de piedra del muro que estaba suelto[2]. En el centro del espacio abierto de la arena había cuatro plataformas separadas por los «Pozos de la Muerte», unas zonas hundidas que se llenaban con aceite hirviente, carbones encendidos, fuego y diversa maquinaria. En el centro de la arena estaba el Obelisco de la Libertad, del que colgaba la llave que abría los collares de hierro de los esclavos[3].
La mayor parte de las estancias se encontraban bajo el nivel de la arena; había áreas para entrenar, comer, dormir y almacenar el equipo[4]. El comedor tenía capacidad para treinta personas[5]. El dormitorio de Caramon y Tas era tan reducido que «se parecía más a un calabozo que a una alcoba»[6]. A bastante profundidad bajo el suelo había una celda pequeña y sin ventana en la que Caramon fue encadenado[7].
El centro de Istar era el Gran Templo del Príncipe de los Sacerdotes. Cuando Tanis vio la maqueta en la sumergida ciudad, pensó que aquel edificio era el más bello de cuantos había visto[8]. La estructura se alzaba en medio de la plaza central, pero estaba rodeada de jardines, estanques y fuentes[9]. Sobre las diversas alas y patios se elevaban siete torres rematadas en punta. Las seis exteriores parecían alzarse al cielo como una plegaria a los dioses, pero la central se encumbraba muy por encima de las otras, con orgullo y arrogancia[10].
El suelo de la sala de audiencias formaba un todo con las paredes, de manera que semejaba una rosa cuyos pétalos sostenían una gigantesca cúpula de cristal. Un mosaico azul partía ondulante del centro del suelo, remontaba los peldaños y llegaba al nicho de la plataforma donde se alzaba el trono. A pesar de que sólo unas velas iluminaban la estancia había en la sala una radiante claridad, salvo un rincón sumido en la penumbra, donde se sentaba Fistandantilus[11].
La residencia del Príncipe de los Sacerdotes se describe como una construcción espléndida[12]. Quarath disponía de una habitación pequeña pero lujosa[13]. Denubis, un clérigo de rango muy inferior, se alojaba en una alcoba relativamente austera situada en un patio interior, aunque «revestida de un lujo superior al que solía observarse en los edificios de Krynn»[14]. La habitación de Crysania era tan magnífica que la sacerdotisa pensó que era una extravagancia, aun tratándose de aposentos para invitados[15]. La habitación de Raistlin/Fistandantilus apenas estaba amueblada y aunque se encontraba en un ala del edificio tan bella como el resto, las otras habitaciones permanecían desocupadas por temor a su presencia[16].
El día del Cataclismo, el Príncipe de los Sacerdotes y los clérigos se reunieron en una cripta subterránea, la Cámara Sagrada del Templo. Tasslehoff, escondido tras la cortina del altar, pudo oír el tañido de las campanas de La torre que se alzaba directamente sobre él[17]. Mientras el Príncipe de los Sacerdotes exigía a los dioses que le concedieran sus peticiones y la montaña de fuego empezaba a precipitarse sobre la ciudad, Tasslehoff siguió a Crysania, que corría «hasta las entrañas de la tierra… reductos desconocidos para él… puertas secretas… hasta un oscuro y estrecho túnel… el laboratorio de Raistlin», construido en secreto por Fistandantilus en las profundidades del templo[18].