Pico del Orador y Bosque Oscuro

Huyendo de los draconianos, que encontraron en el Camino de Haven, los compañeros vieron correr el riesgo de adentrarse en la maleza y buscar una senda de caza a través del terreno boscoso que había al oeste de la calzada, aunque evitando el Bosque Oscuro. A fin de alcanzar una altura ventajosa desde la que otear la ruta a seguir, ascendieron casi una hora por una trocha que discurría hacia el sur, en dirección al Pico del Orador[1].

El Pico del Orador es la cumbre más cercana a Solace de las varias que conforman los Picos del Centinela[2]. El blanco risco es una vieja montaña glacial y su cumbre está hendida en dos, de manera que desde lejos semeja «unas manos unidas en actitud de oración»[3]. Sus boscosas laderas orientales están repletas de senderos que conducen a lugares muy frecuentados por excursionistas, pero no hay sendas hacia el sur o hacia el oeste, dirección en la que el ciervo blanco guio a los compañeros[4].

Aunque el pico alcanza una altura suficiente para que en el pasado su cumbre estuviera cubierta por hielos glaciales, la zona en torno al «cuenco de alta montaña»[5] que es el valle de Solace tiene la suficiente altitud para que a los compañeros les fuera posible trepar por el sendero mágico del ciervo hasta llegar a la cumbre y descender por la otra vertiente en tan sólo cuatro o cinco horas. Repasando el recorrido del grupo durante el día, se han hecho las siguientes estimaciones:

1 hora[6] — de la cueva al Camino de Haven

15 min. — tramo corto por la calzada

15 min. — breve encuentro con los draconianos

1 hora[7] — huida hasta la base de la montaña

15 min. — breve descanso

mediodía[8] — subida a la repisa (algo + de 1 hora)

20 min. — breve descanso

30 min.[9] — paso por el estrecho desfiladero

3 p. m.[10] — descenso a la base por la vertiente opuesta

En los terrenos al sur y al oeste del Pico del Orador crecen bosques de álamos, pero la belleza de estos árboles quedaba por entonces mermada ya que en sus confines merodeaban seres tenebrosos que le habían dado nombre a la fronda: el Bosque Oscuro[11]. Los espectros no eran los únicos habitantes del bosque, aunque los otros no resultaban tan temibles: dríadas, centauros, pegasos y el Señor del Bosque, un unicornio[12].

El Bosque Oscuro se extiende por toda la zona comprendida entre Haven y el valle de Solace y desde el barranco Rabia Blanca hasta el norte del Camino de Haven. Las frondas están salpicadas de cadenas montañosas[13]. Al noroeste de la fronda de las Dríadas se encuentra la arboleda del Unicornio, hogar del Señor del Bosque[14].

Los compañeros entraron en el Bosque Oscuro guiados todavía por el ciervo blanco[15]. Tras avanzar por el sendero unas dos horas, llegaron a un claro amplio y verdoso donde se detuvieron para descansar[16]. Allí fue donde les salieron al paso los espectrales guardianes del bosque y los obligaron a continuar un corto trecho hasta otro claro, este último yermo y agostado[17]. A partir de allí los llevaron los centauros, que salieron del camino y cabalgaron a través de la fronda hasta llegar a un nuevo claro[18]. Y encaramado sobre un peñasco cercano vieron al Señor del Bosque[19].