Se marcharon a toda velocidad. Dejaron atrás Binder X, dejaron atrás Walpurgis III, dejaron atrás Keepsake, y Peponi, y Nueva Rhodesia, y se adentraron más y más en la Frontera Interior. Finalmente, Cole ordenó que la nave se detuviera en la órbita de Nearco II, un mundo acuático deshabitado.
—Hace seis días que no hay indicios de persecución —le dijo a Forrice—. Creo que estamos a salvo.
—Pero, por otra parte, viajamos sin rumbo —dijo el molario.
—¿Sin rumbo?
—Una nave militar sin una guerra en la que luchar —le explicó Forrice—. A eso lo llamo yo «viajar sin rumbo.»
—He pensado en ello —reconoció Cole—. Y creo haber encontrado un posible rumbo.
—Y me imagino que me lo revelarás cuando llegue la plenitud de los tiempos —le dijo sarcásticamente Forrice.
—Tú mismo lo adivinarás —le dijo Cole—. Entre tanto, como ya no somos una nave militar, pienso que lo primero que tendríamos que hacer es retirar todas las insignias de la República que aún llevamos en el exterior de la nave.
—En ese mundo acuático no podríamos hacerlo —dijo Forrice—. Buscaré el planeta con oxígeno atmosférico más cercano.
—No será necesario —le respondió Cole—. Uno de los miembros de nuestra tripulación tiene cualidades excepcionales que le permiten trabajar en la frialdad y el vacío del espacio exterior.
Forrice le lanzó una mirada suspicaz.
—¿Quieres decir que has diseñado una nueva insignia?
—En todo caso, nueva para nosotros —respondió Cole—. Dile a Aceitoso que quiero que reemplace todas las insignias de la República que encuentre en el casco por otras en las que aparecerán una calavera y dos tibias cruzadas.
—¿Qué significan la calavera y las dos tibias?
—Aprecio deplorables lagunas en tu formación —dijo Cole—. Es el antiguo emblema de las naves piratas.
Forrice lo miró sin decir nada.
—Probablemente vamos a pasar aquí el resto de nuestra vida —le explicó Cole—. Tendremos que vivir de algo. Acabas de decirme que viajamos sin rumbo, pero eso está a punto de terminar.
De repente, las carcajadas alienígenas que ululaba el molario se oyeron por todo el puente.
—¡Hay algo que tengo que reconocer: servir a tu lado tiene muchas cosas buenas y también muchas cosas malas, pero nunca es aburrido!
—Eso es lo que ocurre cuando se vive en tiempos interesantes —dijo el nuevo capitán de la Teddy R.