Varias personas merecen crédito y agradecimiento por haberme ayudado cuando mi ignorancia impidió mis progresos. Ninguno de ellos, no obstante, se merece la culpa en los casos en que me haya equivocado. Entre todos destaca Josh D’Aluisio-Guerrieri (, consumado experto en la China moderna; sus habilidades como traductor y guía cultural han hecho que este libro sea mucho mejor de lo que habría sido si hubiera dependido solo de mí (también estoy en deuda con Charles Mann por permitirme seguirlo a él y a Josh en un viaje que originalmente iba a ser una expedición de investigación para el libro de Charles 1493 pero que pude, en cierto modo, secuestrar). Deric Ruhl me salvó de un embarazoso error referido al funcionamiento de la Makarov, luego se leyó todo el manuscrito y ofreció extensos y muy útiles comentarios sobre las armas de fuego. Me atrevo a decir que puede haber creado una nueva función literaria: corrector de estilo de balística.
George Dyson me ayudó con todo lo referido a los barcos de pesca, Keith Rosema, con los planes de vuelo, y George Jewsbury hizo un poco de traducción al ruso.
Tras haber puesto en juego las reputaciones de las personas arriba mencionadas, he de insistir en que hay lugares en este libro donde puede que haya malinterpretado sus consejos, o simplemente elegido ignorarlos por motivos literarios, así que a ninguno de ellos debe achacárseles sus defectos.
Un poco en el mismo estilo, unos detalles sobre geografía: la aparición de Google Earth facilita encontrar mapas de alta resolución de cualquier parte del planeta y compararlo con las descripciones de una obra de ficción. Todo el que lo intente con Reamde abierto sobre el regazo perderá el tiempo. Hay un Monte Abandono en el norte de Idaho, y algo que pasa por el nombre local e informal de Cataratas Americanas, pero me he tomado enormes libertades en sus descripciones. No existe ningún Arroyo Prohibicion, que yo sepa. En resumen: no puede esperarse que ninguna de las descripciones geográficas de Reamde coincidan con el mundo real o sus representaciones digitales de alta calidad, y por eso animo a los lectores a que lo disfruten como lo que es, una obra de ficción, y nada más.