Sección 1

[1] Véase más adelante, p. 19-20. <<

[2] Plutarco, Vida de Solón 15,2. <<

[3] Arendt 1993, p. 45. <<

[4] Eurípides, Las fenicias, vv. 388-92. <<

[5] Polibio, Hist. IV, 17. <<

[6] Por no decir grecorromana, indoeuropea y universal, ya que el culto a los antepasados se encuentra prácticamente en todas las sociedades de Oriente y Occidente. <<

[7] Entre otros nombres, conocidos en latín como lares, manes y penates. <<

[8] El nexus romano fue un esclavo estatal, que Tito Livio describe de modo minucioso (Anales II, 23-32). Uno de estos «vinculados» —centurión precisamente— echó en cara al Senado no haber podido devolver el préstamo contraído para pagar la contribución porque su granja fue saqueada, privándole de la cosecha, mientras él se distinguía luchando como legionario en otro frente. Las continuas guerras de Roma con sus vecinos hicieron que esos casos no fuesen para nada excepcionales, y el clamor popular resultante produjo la rebelión del Monte Sacro, cuyo fruto principal fue el tribunado de la plebe. <<

[9] Esquilo, Agamenón 158-164. <<

[10] Aristóteles, Política 1365a. Uso la versión renacentista de Pedro Simón Abril. <<

[11] De demos («pueblo») y agó («conducir»). <<

[12] Cf. Jaeger 1957, p. 217. Dos de los Siete Sabios de Grecia —Pítaco de Mitilene y Periandro de Corinto— son tyrannoi. <<

[13] Euménides 976-980. <<

[14] India deroga oficialmente su sistema de castas en 1949, y aún hoy los miembros de la cuarta (o «intocables») padecen agresiones y hasta masacres ocasionales por pretextos ligados al viejo orden, como haber matado una vaca o acercarse demasiado a algún miembro de la primera. <<

[15] Cf. Murray 1988, vol. I, p. 257-258. <<

[16] Fustel 1984, p. 332. <<

[17] Plutarco, Vida de Solón 2, 3. <<

[18] Cf. Rostovtzeff 1967, vol. I, p. 370-393. <<

[19] En tiempos de Solón van del 12 al 18 por 100 anual en préstamos ordinarios, aunque puedan elevarse al 60 en el arriesgado préstamo marítimo o a la gruesa. El Código de Hammurabi (xx a. C.), por ejemplo, fija el 33 por 100 para cereales y del 12 al 20 para metales. La ley romana de las Doce Tablas, típica de un país con circulación monetaria muy insuficiente, fija un interés algo superior al 8 por 100 mensual, que al año equivale a muy poco menos del 100. Cf. De Martino 1985, vol. I, p. 188-189. <<

[20] Cf. Fustel 1984, p. 335. <<

[21] Rostovtzeff 1998, vol. II, p. 1110. <<

[22] Corpus iuris civilis, Código, I, VI, XLII, ley 3. Son precios máximos impuestos por Justiniano para hacer frente a la inflación que sigue a una epidemia de peste, y resultan sin duda muy inferiores a los efectivos, pero eso no altera el valor relativo de cada tipo. En 1850, cuando los negros llegaban de África sin instrucción alguna, un esclavo sano y joven costaba mil quinientos dólares en el Sur norteamericano, equivalentes a treinta y ocho mil de los actuales; cf. Wikipedia, voz «slavery». <<

[23] Aristóteles, Política 1270b. <<

[24] En Atenas los miembros de la Asamblea y los tribunales recibían tres óbolos por comparecencia, y los del Consejo 5. Los cargos más codiciados eran judiciales —correspondientes al actual jurado—, pues implicaban reuniones casi diarias. <<

[25] Platón, República 569 b. «La democracia surge cuando los pobres, victoriosos, matan a algunos del partido opuesto y destierran a otros, compartiendo igualitariamente gobierno y empleos públicos» (Ibíd. 557 a). <<

[26] Pseudo-Jenofonte 1971, p. 5. <<

[27] Cf. Musti 2000, p. 82. <<

[28] Cf. Engels 1970, p. 149. <<

[29] Aristóteles, Política 1310a. <<

[30] Jenofonte, Helénicas II, 4, 21. <<

[31] Ibid, II, 4, 22. <<

[32] «En Cos sucumbió la democracia cuando empezaron a surgir demagogos rastreros, que hicieron unirse a los notables de todo tipo. En Rodas querían cobrar un estipendio mientras vetaban la devolución de lo suyo a los trierarcos, pues éstos —ante los juicios que se emprendieron contra ellos— se vieron obligados a unirse y derrocar la democracia. También fue disuelta la democracia en Heraclea inmediatamente después de su fundación, pues los principales a quienes se perseguía sin equidad acabaron siendo desterrados, y agrupándose todos volvieron y cambiaron de régimen. Lo mismo acabaría con la democracia de Megara: el partido popular se apoderó del poder y empezó confiscando los bienes de algunas familias ricas, pero lanzado ya por ese camino no le fue posible parar; cada día hubo necesidad de nuevas víctimas, y el número de ricos despojados y desterrados fue tan grande que alcanzó a formar un ejército, con el cual vencieron por las armas, para establecer una oligarquía en lo sucesivo. Ocurrió lo mismo en Cumas» (Política, 1304b-1305a). <<

[33] Política 1305a. <<

[34] Heráclides Póntico, en Ateneo XII, 26. <<

[35] República, 373 d. <<

[36] El programa pedagógico comprende sucesivamente aritmética, geometría plana, geometría del espacio, astronomía, armonía musical y metafísica («dialéctica»), hasta comprobar que el seleccionado ya no desea sino «la ciencia inmune a error». En ese momento se le impone —como sacrificio— la entrega al servicio público. <<

[37] República 457c-d. Platón fue célibe toda su vida; cf. Jaeger 1957, p. 639. <<

[38] Sus estipulaciones implican dejar morir por «abandono» no sólo a cualquier tullido de nacimiento sino a quienes nazcan de «hombres inferiores», o de uniones «no vigiladas por el Estado». Criar a los niños en asilos públicos asegurará una devoción general de los adultos hacia ellos (pues los de cierta edad podrían ser hijos suyos), y el correspondiente respeto de éstos hacia aquellos (pues podrían ser sus padres). Así se asegura también que todos reciban idénticos cuidados y educación. <<

[39] República 422 a. <<

[40] Eso explica de paso que se conserven varias ediciones impecables de su obra, y sólo un amasijo muy incompleto de la aristotélica, por no mencionar la destrucción prácticamente total de legados tan copiosos como los de Demócrito o Epicuro. Véase, por ejemplo, el prólogo a la versión francesa de las Oeuvres complétes de Platon (Robin y Moreau 1950, p. XIV-XVII). <<

[41] Véase infra, p. 108-110. <<

[42] Por ejemplo, su República castigaría al «ateo» con pena de muerte, supervisaría las artes plásticas y desterraría la poesía, la tragedia, la comedia y hasta la mitología, por contener ficciones «no pedagógicas». Los trágicos y los cómicos excitan «pasiones violentas, descompuestas; lágrimas y risa inmoderada». Tanto como la música «sensual», el poeta debe ser acallado cuando no componga himnos a dioses y héroes. <<

[43] República 555 d. <<

[44] Ibíd 557 a. <<

[45] 942 b-c. <<

[46] La tradición cuenta que fue comprado y emancipado por su amigo Aniceris en 361, y que fundó la Academia de Atenas al poco de regresar. <<

[47] El epitafio de Platón, redactado por él, decía: «Enseñó cómo ser sabio y bueno al mismo tiempo». <<

[48] Política II, 1261a-1261b. <<

[49] Ibíd., 1262b. <<

[50] «Los que desean hacer muy una la ciudad […] destruyen dos virtudes, que son la templanza acerca de las mujeres y la liberalidad acerca de las posesiones. Porque ni se mostrará nadie liberal, ni realizará acto alguno liberal, por cuanto el ejercicio de esa virtud consiste en el uso de las posesiones». Ibíd 1263b. <<

[51] Ibíd. <<

[52] Se atribuye al primer Aristóteles, cuyos Diálogos no se conservan, haber completado un pensamiento del poeta Teognis, diciendo que «lo mejor es no haber nacido, y en otro caso morir joven». <<

[53] Solón, frag. 5 (Bergk). <<

[54] Fijados por medidas de aceite, grano y vino, de manera que quien tuviera otros bienes —dinero, por ejemplo— los reconvertía a medidas de aceite, grano y vino para saber cuál era su grupo político. <<

[55] Financiándose con un nuevo impuesto sobre rentas agrícolas y aranceles portuarios, amplía sustancialmente la cámara subterránea donde se celebraban los Misterios eleusinos, construye el gran acueducto, promueve el cultivo de vid y la industria del vino, otorga créditos al campesino para adquirir equipo y estimula los intercambios comerciales de Atenas con países y particulares. <<

[56] Aristóteles, Constitución de Atenas, 13-17. <<

[57] Los espartanos eran dorios, y los atenienses aqueos, dos ramas del pueblo («ario») que invadió en tiempos remotos los territorios luego llamados Hélade. <<

[58] Tucídides, Historia de las guerras del Peloponeso, II, 36-40. <<

[59] Cf. Hansen 1991, p. 80. <<

[60] Aristóteles, Política 1256 b. <<

[61] Dionisio de Halicarnaso, De Lysia, 32. <<

[62] Concretamente, habría concedido nueve mil parcelas a los espartanos urbanos, y treinta mil a los rurales o lacedemonios. <<

[63] Aristóteles, por ejemplo, afirma que «en Esparta unos pocos tienen haciendas extremadamente grandes, y muchos otros muy pequeñas y hasta miserables» (Política 1270 a). <<

[64] Nuestro adjetivo «lacónico» viene de lakonikós o perteneciente a Laconia o Lacedemonia, la parte de territorio espartano previa a su anexión de Mesenia. <<

[65] Cf. Aristóteles, Política 1269b. <<

[66] Cf. Tirteo, frag. 5 (Diehl). <<

[67] Jaeger 1957, p. 86. <<

[68] Aunque su receta eugenésica le fue resultando cada vez más indigesta a la posteridad, una nostalgia por su espíritu y su régimen político es común a todos los Padres de la Iglesia, a Müntzer y los demás Profetas del milenarismo renacentista, a Rousseau, Rosa Luxemburgo y a un largo etcétera. Los grandes tribunos de la Convención quisieron unánimemente fundar en Francia una Esparta «nouvelle». <<

[69] Los libros XXXIV y XXXV de Tito Livio describen con bastante detalle la situación de Esparta en el siglo II. <<

[70] Política 1271 b. <<

[71] Toynbee 1970, I/IV, p. 274. <<

[72] Cf. Sen 2000, passim. <<

[73] Por ejemplo, cf. Finley 1986, p. 48-49. <<

[74] Vida de Solón, 29, 1. <<

[1] Hegel, 1967, p. 223. <<

[2] Corpus iuris civilis, Inst., I, 1, 6. <<

[3] Cf. Montaigne, Essais III, 6. <<

[4] Anales XV, 31. <<

[5] Gibbon 1984, vol. I, p. 62. <<

[6] La loba que les amamantó cuando fueron abandonados «piensan algunos que fue una vulgar ramera, llamada así por los pastores» (Livio Ann. I, 1,5). <<

[7] Un invento originalmente etrusco, empleado hasta entonces en construcciones funerarias. <<

[8] En sus ciudades ningún hogar acomodado carecía de varios grifos por donde manaba agua potable, y a las fuentes de calles y plazas se añadían gigantescos baños públicos. Hasta el demente Calígula inició la construcción de un nuevo acueducto que su sucesor completaría, «llenando Roma de muchas y magníficas albercas cubiertas, que aseguraban la corriente muy fresca y caudalosa» (Suetonio, Vit. Cl. 21, 1). <<

[9] Publicado en Bizancio, un siglo después de sucumbir el Imperio occidental, lo imperecedero del Corpus iuris civilis romano viene de añadir a su repertorio de leyes una colección de dictámenes emitidos por jurisconsultos del periodo clásico, presididos por Paulo, Gayo, Ulpiano, Papiniano y Modestino. <<

[10] Weber 1988, vol. I, p. 441; cf. también Schumpeter 1994, p.105-108. <<

[11] Una traducción aproximada diría «máximo derecho, máximo perjuicio». <<

[12] Ya antes de ser superpotencia Roma tiene un magistrado para dirimir litigios entre ciudadanos (el praetor urbanus) y otro para asuntos surgidos entre ciudadanos y extranjeros o extranjeros con extranjeros (el praetor peregrinus), cuyas sentencias empezarán a llamarse derecho de gentes. <<

[13] Plutarco Vit. Cat., 22. <<

[14] Pandectas, XLVII, II, leg. 14, 13. <<

[15] Ulpiano, Frag. X., 591-592 (Schulting). <<

[16] Cf. Mommsen 1983, vol III, p. 398. <<

[17] Sobre los oficios, I, 42. <<

[18] Mommsen 1983, vol. I, p. 470. <<

[19] Catón el Viejo, en Mommsen, vol. III, p. 385. <<

[20] Un caso expresivo fue lo previsto para sustracciones flagrantes. Cuando alguien resultaba robado por un vecino debía invadir de inmediato su casa para recuperar la cosa en cuestión si no quería exponerse a un largo proceso. Por otra parte, lo normal era que tales percances acontecieran cuando el robado estaba bañándose o descansando en la cama, y como salir corriendo en pos del otro no daba tiempo para vestirse en regla la ley mandaba coger o bien «una palangana» o bien «una mascarilla». Cubriéndose con ellas los genitales o el rostro evitaba escandalizar a alguna matrona que pudiera hallarse en la casa invadida. Sin embargo, que hubiese o no alguna matrona resultaba en realidad indiferente, y aunque el ladrón estuviera solo o en compañía de otros varones le bastaba demostrar que su vecino había penetrado desnudo o en paños menores sin la preceptiva mascarilla o palangana para acusarle de asalto. Provisto de tales objetos ejecutaba una actio reivindicatoria impecable, y desprovisto de ellos era un criminal. Cf. Gibbon 1984, vol. II, p. 193. <<

[21] Cf. Cicerón, De orat., I, 41-42. <<

[22] Columela, De re rustica, 3, 3, 9. <<

[23] Cf. Rostovtzeff, 1998, vol. I, p. 290-352. <<

[24] Cf. Séneca, De clementia, I, 24. <<

[25] Cf. Plutarco, Vit. Cat., 21. Según Plinio el Viejo, el motivo que adujo para expulsar a los griegos de Roma fue que eran «un tribu sediciosa y sin mérito» (Nat. hist., 29, 13). <<

[26] No centeno ni avena, que consideraban malas hierbas antes de ver cómo las consumían los germanos; cf. Mommsen, 1983, vol. III, p. 547. <<

[27] Ibíd., p. 380. <<

[28] Fundamentalmente sabinos, samnitas, etruscos, volscos, ligures y latinos. <<

[29] Cf. Mommsen 1983, vol. I, p. 453-481. Sigo sus indicaciones para describir el comienzo de la crisis agraria romana. <<

[30] Anales, II, 29-30. <<

[31] El préstamo con interés (mutuum) no se reconoce de modo pleno hasta el Imperio bizantino, en la novella 136 del Corpus iuris civilis; cf. Aguilera-Barchet 1989, p. 184, n. 43. <<

[32] Hist. VI, 17. <<

[33] Cf. Mommsen 1983, vol. II, p. 544-545. <<

[34] Rostovtzeff 1998, vol. I, p. 69. <<

[35] Los equites fueron originalmente quienes podían sumarse al ejército con un caballo comprado a sus expensas. Durante siglos no se opusieron al monopolio senatorial en materia de magistraturas, ya que hasta comenzar las guerras civiles «sus intereses e ideales políticos coincidían básicamente con los de la aristocracia romana» (Rostovtzeff, 1988, vol. I, p. 56). <<

[36] Schumpeter 1995, p. 96. <<

[37] Cf. Mommsen 1983, vol. IV, p. 513. <<

[38] Cf. Wikipedia, voz «Lucius Cornelius Cinna». <<

[39] Los tribunales de justicia vuelven a ser un monopolio patricio y —cosa aún más llamativa— los tribunos de la plebe pasan a ser elegidos por el Senado. <<

[40] Cientos de miles afluyen de Hispania y la Galia con las victorias de Escipión y Mario sobre iberos, cimbrios y teutones, y más aún con las de Julio César, por no mencionar el fruto de las campañas de Sila en Grecia, Metelo en Macedonia y Pompeyo en Asia Menor. Mucho más tarde, ya en el siglo III, la única victoria imperial sobre los godos —conseguida por Claudio Gótico— ofrece unas ciento veinte mil esclavas a sus legionarios; cf. Gibbon 1984, vol. I, p. 234. <<

[41] Cf. Suetonio, Vit. Iulius 41, 3. <<

[42] Cf. Mommsen 1983, vol. III, p. 407. <<

[43] Sabe muy bien de lo que habla, porque más de una vez ha contraído deudas descomunales —avaladas por la perspectiva de obtener tal o cual magistratura—, y en realidad está pidiendo un poco de moderación a los grandes linajes romanos. <<

[44] Cuenta Suetonio que al morir César «los judíos sobresalieron entre todos, pues permanecieron en vela junto a la pira varias noches consecutivas» (Vit. Iulius, 84, 5). <<

[45] Ibíd 42, 2. <<

[46] Sobre los proyectos que no tuvo tiempo de emprender, pasmosamente ambiciosos casi todos, cf. Suetonio 44, 1-4. <<

[47] Véase más adelante, p. 146-146. <<

[48] Germania I, 5-29. <<

[49] Recientes estudios sobre el ADN de los británicos indican, por cierto, que entre el 75 y el 95% de la población de Inglaterra e Irlanda es de origen ibérico, quizá debido a migraciones ocurridas en el Mesolítico; cf. Oppenheimer 2006, p. 375-378. <<

[50] Cf. Wikipedia, voz «Celts». <<

[51] Hume Ibíd., p. 5. <<

[52] César, De bell. gal. VI, 16. <<

[53] Tácito, Germ. I, 24. <<

[54] César, Bell. gal. IV, 1-2. <<

[55] Por ejemplo, hay coincidencias textuales entre códigos visigodos del siglo VI y códigos islandeses y noruegos del XII, ciertamente no debidas a transmisión oral o escrita. <<

[56] Aunque el De origine et situ Germaniae (ca. 98) incluye a frisios, anglos (entonces asentados en la península danesa de Angeln), suevos lombardos y suevos semnones, bátavos, marcomanos y varias otras tribus, antes de que concluya el siglo siguiente hay tribus tan numerosas y nuevas como sajones, burgundios, francos y alamanes. <<

[57] Bell. gal. VI, 23. <<

[58] Germ. I, 21. <<

[59] Lo único que defendía a las legiones era «la manera ordenada de luchar y el armamento» (Tácito, Anales II, 21). <<

[60] César refiere que «gastan toda la vida en cazar y ejercitarse para la milicia. Desde niños se acostumbran al trabajo y a vencer la frustración. Los que por más tiempo permanecen castos son admirados, pues creen que así se medra en estatura, fuerza y bríos. Conocer mujer antes de los veinte años es para ellos grandísima infamia» (Bell. gal. VI, 21). <<

[61] Tácito Germ. I, 23. <<

[62] El mapa de esas migraciones muestra, por ejemplo, que entre 387 y 418 los visigodos se desplazan desde el Vístula al Danubio, bajan desde allí hasta Atenas, remontan la costa del Adriático y vuelven a bajar hasta Roma; siguen luego la costa ligur hacia Marsella, se establecen en la parte de Iberia no ocupada por suevos y alanos, retoman la dirección norte y acaban quedándose con buena parte de la Galia. Las distancias —y lo fractal de su recorrido— no igualan, sin embargo, el periplo de unos vándalos que migrando desde la actual Rusia llegan hasta Iberia, pasan al norte de África y saltan desde allí a Baleares, Córcega, Cerdeña y Sicilia. Los alanos, que parten del Don, describen un amplio bucle por el norte de Francia y acaban ocupando el curso medio del Tajo, todo ello entre 400 y 411. <<

[63] Gibbon 1984, vol. I, p. 262. <<

[64] César, Bell. Gal. VI, 22. <<

[65] Ibíd, VI, 21. <<

[66] Es la esencia de la lesa maiestas o desacato, donde basta un gesto de displicencia para ser echado a los perros; cf., por ejemplo, Suetonio Vit.Dom. X, 1. Ensuciar la túnica del hombre-dios es suficiente para el prolongado suplicio llamado retractatio publica en Roma, un rito conocido y reiterado con otros nombres por egipcios, chinos y muchas otras culturas. Sobre lo metafísico del monarca y el último suplicio público europeo, que castiga una leve herida hecha a Luis XV de Francia, puede leerse con aprovechamiento el capítulo primero de Foucault 1978. Buena parte de los Anales de Tácito se dedica a describir cómo distintos emperadores de la dinastía Julia-Claudia confiscan y a menudo ejecutan por lesa maiestas a próceres cuya falta principal ha sido ser muy ricos o admirados. <<

[67] Clodoveo, por ejemplo, usa su hacha de doble filo para dividir limpiamente en dos la cabeza de uno de sus barones, tras distraerle con un ardid. Pero no es su corte sino san Gregorio de Tours quien lo celebra en su Historia francorum, explicando que la víctima era culpable de lesa majestad eclesiástica: el año anterior había partido con su hacha el cáliz de un obispo. <<

[68] Hume 1983, vol. I, p. 160-161. Algo después añade: «De todas las naciones incivilizadas modernas y antiguas los germánicos parecen los más notables por costumbres e instituciones políticas. Llevaron al más alto grado las virtudes del denuedo y el amor a la libertad, únicas asequibles en un pueblo inculto donde la justicia y el humanismo reciben comúnmente poca atención». <<

[69] Reht en germánico occidental, lagh (law) en germánico septentrional. <<

[70] Se admiten, por ejemplo, el juramento mediante socios (los compurgatores), distintas ordalías y hasta el combate cuerpo a cuerpo. La distinción entre prueba documental y testifical es tan desconocida como los títulos de propiedad. La palabra de un socio, cruzar descalzo un lecho de brasas o vencer en duelo resuelve litigios sin entrar en verificación alguna. <<

[71] Tácito, Germ. I, 21. <<

[72] Hume 1983, vol. I, 178. <<

[73] Cf. Gibbon, 1984, vol. I, p. 326. <<

[1] Gibbon le llama «tirano sutil», provisto de «una cabeza fría, un corazón insensible y un temperamento cobarde que lo indujeron desde sus 19 años a asumir una máscara permanente de hipocresía». Suetonio cuenta que antes de morir «hizo pasar a sus amigos para preguntarles ‹si les parecía que había hecho bien su papel en la comedia (mimum) de la vida›» (99,1). También refiere que siendo joven «arrancó con sus propias manos los ojos» de un supuesto conjurado (27,4), aunque dedica un capítulo a sus ulteriores «pruebas de bondad», y termina recordando que «todos sus súbditos le profesaban gran amor». <<

[2] Tras la batalla de Módena (43 a. C.) «el centurión Cornelio, echándose atrás el capote y mostrando el pomo de la espada, dijo al Senado: “Ésta le nombrará Cónsul si vosotros no lo hacéis”»; Suetonio, Vit. Aug., 26, 2. <<

[3] «Considerando muy importante conservar el pueblo romano puro y no contaminado con la mezcla de sangre servil o extranjera, fue muy parco en conceder el derecho de ciudadanía romana y puso muchas trabas a las manumisiones»; Suetonio, Ibíd 40,3. <<

[4] Sobre las condiciones económicas de la Pax Augusta cf. Rostovtzeff 1998, vol. I, p. 104-142. <<

[5] Ibíd, p. 116. <<

[6] Uno de ellos, por ejemplo, dejó al morir 3600 bueyes, 250 000 cabezas de ganado menor y 4116 esclavos; cf. Gibbon 2000, p. 60. <<

[7] Cf. Suetonio, Vit. Aug., 39,3. <<

[8] Ibíd, 41,1. <<

[9] Ibíd, 42,3. <<

[10] Ibíd, 46. <<

[11] Tácito, Anales, X. <<

[12] De hecho, su abrumadora influencia sólo cesa al llegar los príncipes guerreros que son los emperadores ilirios, casi tres siglos después de haber surgido. <<

[13] Suetonio, Vit. Vesp., VIII, 18. <<

[14] La revocación de su edicto tampoco se relaciona con criterios de política económica, sino con unas pintadas que aparecen en Roma y otras ciudades: «Aunque me arranques de cuajo, cabrón, haré vino bastante para rociarte el día de tu suplicio»; cf. Suetonio, Vit. Dom., XIV, 3. <<

[15] Historiadores como Suetonio y Tácito; literatos como Plinio el Joven, Juvenal y Marcial, jurisconsultos como Gayo, Paulo y Modestino. <<

[16] Rostovtzeff 1998, vol. II, p. 1047. <<

[17] Dión Casio, Hist. Rom. 71, 3, 3. <<

[18] Gibbon 1984, vol. I, p. 91. <<

[19] Nerva, Trajano, Adriano y Antonino Pío. <<

[20] Dión Casio cuenta que llegó a luchar en el circo romano contra algunos gladiadores, no sin antes drogarles o mermar su equipo defensivo/ofensivo, y que mantuvo un harén compuesto por trescientas personas de ambos sexos. Cobraba al erario público un millón de sestercios por cada comparecencia como gladiador. <<

[21] Gibbon 1984, vol. I, p. 133. <<

[22] Rostovtzeff 1998, vol. II, p. 895. <<

[23] Herodiano, Hist. 2, 4, 1. <<

[24] «Se negó a ver estampado su nombre en cualquier tipo de dominio imperial, alegando que esos bienes no eran suyos sino posesiones públicas y comunes» (Herodiano 2, 4, 7). <<

[25] Cf. Dión Casio, I, 75. Herodiano 2, 4, 7. <<

[26] Rostovtzeff 1998, vol. II, p. 885. <<

[27] Como las arcas de palacio estaban totalmente exhaustas, sólo pudo ofrecerles el producto de vender el harén de Cómodo, compuesto por unas cuatrocientas personas de ambos sexos. Prefirió razonar con la Guardia a huir, e inmediatamente antes de ser acuchillado estaba diciendo: «Me ocuparé de que tengáis todo cuanto no implique recurso a la violencia o confiscación de propiedad» (Herod., 2, 5, 8). <<

[28] Ibíd 2, 6, 1. <<

[29] Ibíd 2, 6, 4. <<

[30] Ibíd 2, 6, 7. <<

[31] Ibíd 14, 7. <<

[32] Según la Historia augusta, sólo hubo un conato de pedradas días después, cuando el nuevo emperador recorría Roma, y cesó al oír que iban a llegar donativos; cf. 4, 6, p. 358. <<

[33] Cf. Rostovtzeff 1998, vol. II, p. 861. <<

[34] Ibid, vol. II, p. 877. <<

[35] Cf. Gibbon 1984, vol. I, p. 149-152. <<

[36] El denario de Augusto pesaba 3,90 gramos de plata legal. El antoninianus exige ser cambiado por dos de ellos aunque pesa unos 5,45 gramos y sólo tiene un 20 por 100 en plata de ley. Eso impone prácticamente pagar el valor de ocho por el de uno. Cf. De Martino 1985, vol. II, p. 435-36. <<

[37] Cantillon 2007 (1775), XVI, 13. <<

[38] Sus sentencias y análisis ocupan casi un tercio del Digesto —la parte teórica del Corpus iuris civilis—, y suya es la inmortal definición de la justicia como suum cuique tribuere («dar a cada uno lo suyo»). <<

[39] Herodiano afirma que «fue ajeno al salvajismo, el crimen y la ilegalidad» (6, 9, 8). <<

[40] Ibíd, 7, 7, 3. <<

[41] Libanio, Orat., XVIII, 135. <<

[42] Cf. Gil 1961, p. 257-259. <<

[43] Cod. Theod. VI, 35, 3. <<

[44] Gil Ibíd., p. 260. <<

[45] Aureliano (270-275) y Probo (276-282), por ejemplo, son generales de energía pasmosa —comparables por no decir que superiores a Alejandro o Julio César—, a quienes sus tropas veneran incondicionalmente. Ambos perecen en un arranque airado de la tropa, que instantes después llora de arrepentimiento. <<

[46] Diocleciano, en el edicto que instaura la tetrarquía. Cf. Gil 1961, p. 229. <<

[47] Caracalla extermina a unos 20 000 habitantes de Alejandría, según Dión Casio porque además de saquear esa ciudad deseaba castigar la insolencia de no aceptar su antoninianus y esparcir el rumor de que había mandado matar a su hermano y su mujer, cosa por lo demás indudable. <<

[48] Herodiano, Hist. VII, 3, 3. <<

[49] Cf. Rostovtzeff 1998, vol. II, p. 965. <<

[50] De ahí el término «vagos». <<

[51] Hegel 1963, p. 245. <<