Aunque el propósito de los principios expuestos y razonados a lo largo de este libro es fomentar la armonía y evitar los conflictos, habrá algunos individuos que sientan la tentación de utilizarlos como armas para atizar la discordia y las discusiones, o como garrotes con que dar a la gente en la cabeza: “Lo que te pasa, Pepe, es que padeces un caso grave de orientación dilemática”. A lo que él replica: “Por Dios, Elsa, no hables con tan bajo nivel de abstracción”. Si esto es todo lo que han aprendido en las páginas precedentes, no pueden sentirse muy ufanos.