Bucarest y sus museos
Finalmente, llegados a Bucarest muchos son los museos que merecen nuestra atención dependiendo de nuestros intereses, pero con relación a Trajano la visita al Museo Nacional de Historia situado al final de Calea Victorei es obligada. Aquí, además de un interesante tesoro de época medieval, encontraremos una reproducción de todos los relieves de la Columna Trajana de Roma, pero expuestos de forma secuencial y a la altura de los ojos, de forma que podremos ver cada escena mucho mejor de lo que puede hacerse in situ en el Foro Imperial de Roma. Además, cuando veamos recreadas las fortificaciones dacias y a los legionarios esculpidos intentando conquistarlas, disfrutaremos de esa satisfacción especial que da el pensar: «Nosotros hemos estado ahí y lo hemos visto».
El Museo Nacional de Arte y otros edificios merecerán nuestra atención en función del tiempo que dispongamos para pasar en la capital de Rumanía, pero hay un museo diferente y muy original que, aunque no tenga que ver con Trajano y Decébalo, recomiendo por su original planteamiento: se trata del Museo Satului o Museo del Pueblo, en el que se trajeron hasta 300 construcciones típicas de diferentes lugares del país y se reubicaron en este gran parque, de forma que uno puede ver las casas típicas de cada región sin moverse de la capital. Es un espacio ideal para visitar con niños.
Parques, edificios históricos, restaurantes y plazas, toda la ciudad ofrece múltiples posibilidades, incluidas las de visitar una parte del fastuoso complejo que Ceaucescu levantó en el centro de la ciudad, que queda como muestra de la locura de un dictador que, para descanso de todos, es ya sólo un recuerdo, una pesadilla de la que Rumanía despertó para, esperemos, no volver nunca más.
Se nos han quedado lugares relacionados con Trajano por visitar, como Alba Iulia, cerca de Orăştie, o Adamklissi, en el sur, que sin duda merecen la pena pero que obligaría a alargar el viaje, al menos, un par de jornadas. Si se dispone de tiempo y medios puede ser una muy buena opción. Y más allá de la historia de la Dacia y Roma, nos quedaría visitar Bran y su castillo o la bella ciudad de Braşov, por mencionar sólo algunos atractivos más que merecen mucho la pena conocer en este hermoso país.
Y hasta aquí nuestro viaje por Rumanía en busca del pasado de Trajano y Decébalo y su legendario enfrentamiento. Más allá de la historia, ésta puede ser también una magnífica oportunidad para descubrir un país acogedor, culturalmente muy diverso, con una naturaleza exuberante y con un intenso pasado que no defraudará a los que se aventuren en busca del corazón aún palpitante de la Dacia, un corazón que aún late, dormido pero fuerte, entre los bosques de Orăştie.