Un campamento romano
Saldremos de Sibiu al día siguiente y continuaremos por la E81 hacia Râmnicu-Vâlcea, pero se impondrá que nos detengamos y aparquemos el coche poco antes de llegar al monasterio de Cozia, pues a nuestra izquierda podremos ver algo que nos llamará la atención: un impresionante campamento romano de piedra en ruinas. Se trata de una de las numerosas fortificaciones romanas que levantaron las legiones del Imperio para proteger la provincia dacia de los ataques de las tribus bárbaras del norte.
Restos de un campamento romano a orillas del río Olt, afluente del Danubio.
El emplazamiento no tiene un acceso claro: se deja el coche junto a la carretera y se desciende por una larga ladera que, muy probablemente, esté llena de charcos que no resultan fácilmente visibles y en los que, con toda seguridad, vamos a terminar hundiendo los pies. Por ello es altamente recomendable que antes de salir de Sibiu nos hayamos preparado con el calzado adecuado para esta ocasión: las mismas botas de montaña que usamos en Sarmizegetusa Regia o al menos de agua (a no ser que estén en medio de unas semanas de continuada sequía).
El descenso nos conducirá directamente a la fortificación, que se visita a nuestro antojo. No hay señalizaciones de ningún tipo ni vallas que sugieran una ruta, pero es fascinante pasear por un antiguo campamento romano en el que los legionarios pasarían calurosos veranos y gélidos inviernos en lo que para ellos era el fin del mundo.
Cogeremos el coche, pero a pocos kilómetros deberíamos detenernos de nuevo para una breve visita al monasterio ortodoxo de Cozia, al borde mismo de la carretera, lo que nos permitirá apreciar la arquitectura y arte propios de los edificios sacros de Rumanía.
Luego sólo nos resta seguir por la E781 hasta Piteşti donde, para facilitarnos el regreso a la capital del país, la carretera se transforma en autovía hasta llegar a Bucarest.