Un merecido descanso
La jornada ha sido larga y es hora de descansar y, a ser posible, hacerlo bien, pues mañana nos espera otro intenso día de viaje. Por eso sugiero dejar Hunedoara y tomar la carretera que nos lleva a la próxima ciudad de Deva.
No hay grandes monumentos en esta población, pero sí buena hostelería, como explicaré a continuación. Sin embargo, a modo de dato curioso, al lector quizá le guste saber que la lluvia de dieces y medallas de la famosa gimnasta rumana Nadia Comăneci en las olimpiadas de Montreal de 1976 salieron de esta ciudad: es aquí donde se encuentra el centro de alto rendimiento para el equipo de gimnasia artística de este país, que tantos éxitos ha cosechado a lo largo de la historia de este deporte.
Recomiendo encarecidamente el hotel Villa Venus: una especie de villa de finales del XIX o primeros del siglo XX reconvertida en un lujoso hotel a precios sorprendentemente asequibles, si tenemos en cuenta la calidad de las habitaciones. No se sirven cenas en este hotel, pero no importa: un pequeño paseo (que nos explicarán cómo hacerlo en el mismo hotel) nos puede llevar al próximo Casina-Restaurant Lounge Bar donde, una vez más, como en tantas ocasiones con la hostelería en Rumanía, podremos disfrutar de una comida de muy alto nivel (y con copiosas raciones, algo a tener en cuenta a la hora de pedir) a un precio asumible. Es probablemente el mejor restaurante de la ciudad, pero después de Băile Herculane, Ulpia Traiana, Densuş y Hunedoara el cuerpo merece recompensa. Los vinos blancos son muy aceptables.
Al día siguiente, el generoso desayuno del hotel Villa Venus también nos dará fuerzas para retomar nuestra ruta de Trajano.