Una razón para viajar a Rumanía
El avión aterriza en el aeropuerto de Bucarest. Empieza nuestro gran viaje hacia el pasado, en el que visitaremos muchos de los lugares que aparecen recreados en las páginas de Circo Máximo.
Son muchas las formas en las que se puede plantear este viaje, pero me voy a permitir sugerirles aquella que llevé a cabo no hace mucho, en la primavera de 2012, con el fin de documentarme lo más fielmente posible a propósito de diversos pasajes clave de Circo Máximo, una novela en la que las guerras entre los dacios y Trajano constituyen una sección primordial. No podía escribirla sin ver con mis propios ojos algunos de los lugares que luego emergen en el relato.
Siempre hay una gran controversia entre diferentes escritores con respecto a si un novelista tiene o no la obligación de visitar todos los lugares que luego recrea en sus obras. La respuesta más sencilla y aparentemente obvia es que sí, pero a veces esto no es posible por múltiples motivos, desde los económicos hasta los de seguridad. Con relación al primer caso les comentaré la anécdota de Noah Gordon, autor de muchas maravillosas novelas históricas, entre las que quizá podríamos destacar El médico. En este libro, Gordon reconstruye magníficamente episodios, lugares y paisajes medievales con gran maestría. Preguntado por un periodista durante una presentación si había visitado todas aquellas regiones que aparecían retratadas en la novela, el autor se hizo pequeñito en su asiento hasta que, en un acto de sinceridad que le honra, confesó:
—No.
Ante el silencio sepulcral que se hizo en la sala Noah Gordon decidió explicarse.
—No, no pude visitar todos aquellos parajes que aparecen recreados en El médico, pues cuando escribí la novela carecía de los medios económicos suficientes para poder hacerlo. Ahora que mis libros tienen éxito y que vendo muchos ejemplares sí realizo viajes para mis nuevas novelas. El médico, no obstante, lo escribí con la documentación que encontré en la biblioteca de mi ciudad que, eso sí, por fortuna dispone de una magnífica colección de mapas medievales.
La novela de Gordon está muy bien y es razonablemente rigurosa. Todo eso sin viajar. Pero el propio autor reconocía que, si se podía, ir a aquellos lugares donde transcurre la acción siempre ayuda y es conveniente, aunque su caso ejemplifica asimismo que, sin hacerlo, si se prepara uno bien, también se pueden conseguir resultados razonables. Lo que ocurre es que, cuando dispones de la posibilidad de viajar, las ganas y la curiosidad, ¿quién puede resistirse a la tentación?