Resulta muy complicado incluir en pocas líneas a todas aquellas personas que de una manera u otra han formado parte de esta aventura llamada Apocalipsis Z. Lo que en un principio comenzó como un pequeño relato corto publicado en una oscura página de Internet ha acabado siendo una serie de libros de la que ahora, lector, tienes el segundo de sus volúmenes (de momento) en tus manos. Y son muchos los que han colaborado para que esto haya pasado.
En primer lugar mi mujer y mi familia, por su infinita paciencia, amor y comprensión en los momentos en los que encallaba en los arrecifes del desconcierto.
Por supuesto, Juan Gómez-Jurado, compañero escritor, pero sobre todo amigo, que me abrió puertas y me iluminó caminos que de otra manera hubiesen permanecido escondidos para mí. Él me ha llevado de la mano en los pasos más difíciles. La deuda que tengo con él es tan grande que difícilmente la habré pagado algún día. Él ha sido mi Pritchenko particular en este viaje (aunque no tiene bigotes, ni es rubio).
Cómo no, Emilia Lope, de Random House Mondadori, no sólo por su simpatía, paciencia y comprensión, sino también por creer en este proyecto y apoyarlo de manera decidida. Emilia, eres fantástica y sin ti esto no sería posible.
La gente de Internet, los cientos de miles de lectores on-line que vieron crecer esta historia como un blog, que asistieron como yo, expectantes, paso a paso a su transformación en un libro y que en todo momento me transmitieron su apoyo y su cálido aliento. Este libro, como el anterior de la serie, es tan mío como vuestro.