INTRODUCCIÓN

Cuando empecé a escribir Divergente, lo hice desde la perspectiva de Tobias Eaton, un chico abnegado que mantenía una relación bastante tensa con su padre y que ansiaba liberarse de su facción. Me bloqueé a las treinta páginas porque el narrador no era muy adecuado para la historia que quería contar. Cuatro años después, cuando retomé el relato, encontré al personaje perfecto para conducirla: esta vez se trataba de una chica de Abnegación que quería averiguar de qué pasta estaba hecha. Sin embargo, Tobias nunca desapareció, sino que se introdujo en la historia como Cuatro, el instructor, amigo, novio e igual de Tris. Siempre he querido profundizar más en esta figura por cómo cobraba vida cada vez que aparecía en una página. Para mí es un personaje con mucha fuerza, sobre todo por su manera de superar las adversidades e incluso, en varias ocasiones, crecerse ante ellas.

Las tres primeras historias, «El trasladado», «El iniciado» y «El hijo», tienen lugar antes de que conozca a Tris. En ellas seguimos su camino desde Abnegación hasta Osadía, donde descubrirá su propia fuerza. En la última, «El traidor», que se solapa en el tiempo con la parte central de Divergente, conoce a Tris. Tenía muchas ganas de incluir el momento en que se conocen, pero, por desgracia, no encajaba en la cronología de la historia… Sin embargo, podréis encontrarlo al final del libro.

La serie sigue la trayectoria de Tris a partir del momento en que toma el control de su vida y de su identidad; y con estas historias podemos ver cómo Cuatro hace lo mismo. El resto, como dicen, es historia.

VERONICA ROTH