Dramatis personae

ARNEDO. De los sicarios riojanos: Arnedo, Sáenz y Merino. Se juntaron tres bandas de conocidos por su origen, «riojanos, de Valencia y de Sevilla».

BARCIA, ROQUE. Escritor untuoso, republicano federal exaltado, duro de oído.

BORBÓN, LUISA FERNANDA DE. Hermana de Isabel II, infanta de España, casada con el duque de Montpensier. En su afán por el trono, el duque trató de que la hicieran reina a ella.

CALVO, FELIPE. Detenido en Zaragoza, confesó que el 27 de diciembre de 1870 estaba previsto un hecho de gran importancia en Madrid, con miras a un levantamiento.

CIERVA, RICARDO DE LA. Historiador. Sostiene que «entre los días 24 y 26 de diciembre (1870) se difundió por Sevilla, extrañamente, la noticia del asesinato de Prim», que no sucedería hasta el día 27. El duque de Montpensier, que vivía en Sevilla, acudió de uniforme a la Capitanía General para ofrecerse a colaborar, con sobrado cinismo: era la única persona que conocía la fecha exacta del magnicidio. También recuerda que la noche del atentado «algunos asesinos se refugiaron en el palacio del regente [Serrano]». Concluye que: «La mano larga del funesto Montpensier sigue actuando hoy; han desaparecido del sumario las páginas que más le inculpan como inductor, junto a Serrano…» Para De la Cierva, «Paúl fue solamente el ejecutor material del crimen tramado por un infante de España y un duque regente con tratamiento de alteza».

CIPRÉS JANINI, FRANCISCO. Cabo del Ejército. Manifestó que, estando en Zaragoza, conoció a Pedro Burrucharsi y Manuel Iturmendi, quienes le propusieron entrar en una sociedad secreta que tenía por objeto matar al general Prim. Señaló a José María Pastor como el financiador del crimen. Éste había manifestado que Ciprés hizo denuncias falsas contra el general Serrano.

DELGADO MUÑOZ, MARÍA JOSEFA. Testigo presencial. Reconoció a José María Pastor como uno de los asesinos; lo vio en la calle del Turco a la hora del tiroteo.

DUCAZCAL, FELIPE. Jefe de la Partida de la Porra, que defendía a Prim.

FLORES GARCÍA, FRANCISCO. Escritor de El Combate. Nombrado por Paúl y Angulo secretario de redacción por ser quien utilizaba un vocabulario más virulento en sus ataques al Gobierno y contra Prim. Se dice que todos los redactores tenían sobre la mesa un revólver; al parecer, Paúl le regaló a Flores uno con incrustaciones de oro y plata cuando se enteró de que iba desarmado.

GARCÍA FRANCO, FRANCISCO. El primero de los jueces instructores. Declaró quince años después, el 14 de agosto de 1885, que desde las primeras actuaciones, y de forma incontestable, el señor Paúl y Angulo aparecía como autor material.

GARCÍA LÓPEZ. El diputado republicano que advirtió a Prim a la salida del Congreso.

GARCÍA MILLE, PASCUAL. Afirmó que fue contratado por García Pastor para el crimen. El sumario dice que «tiene los ojos garzos» y varios alias. Mille recordó que Pastor ordenó a unos irse a casa y a otros que se acostaran. Mientras tanto, él fue a la residencia del general Serrano y regresó a la una de la madrugada, acompañado de Porcel. Empezaron a sacar de una cómoda «una espuerta de papeles que quemaron según iban leyendo».

HUERTAS, PACO. Uno de los supuestos autores materiales. Localizado en el café Madrid la noche del atentado, logró escapar en la refriega.

JUTGLAR, ANTONI. Historiador que afirma que al atentado siguió una segunda conspiración a través de los médicos que atendieron al general, pues las heridas no eran de gravedad.

MARTÍNEZ PEDREGOSA, RAMÓN. Presunto autor material que, según Morayta en su Historia de España (1894), confesó en un país sudamericano ser uno de los asesinos en el momento del atentado.

MONTESINOS. Miembro de la pandilla de Paúl y Angulo. Al parecer, avisó a los criminales de la salida de Prim del Congreso.

MONTPENSIER, DUQUE DE. Antonio de Orleans, aspirante al trono de España. Cuñado de Isabel II, infante de España. Todo señala que financió la revolución contra su cuñada, y en especial el magnicidio de Prim. Javier Rubio afirma que la cantidad que facilitó para el pronunciamiento de 1868, según el cónsul inglés en Cádiz, fue de al menos 130 000 libras esterlinas (más de un millón de escudos en moneda española, equivalente al presupuesto anual del Ministerio de Estado). La infanta Eulalia dijo que su suegro el duque le comentó que derrocar a la reina le había costado 16 millones de francos, cantidad superior a la que indica el cónsul inglés. Además, el duque dio muerte en duelo al infante don Enrique, lo que malogró su candidatura. Su hija, María de las Mercedes, se casó con Alfonso XII. Su secretario, Felipe Solís y Campuzano, fue también uno de los grandes acusados de la trama.

MORAYTA. Historiador, diputado y gran maestre de la masonería. En el último minuto trató de que Prim acudiera a la cena de la logia en la fonda Las Cuatro Estaciones.

MOYANO, CLAUDIO. En el Parlamento, Claudio Moyano —Pedrol dice que fue Pavía—, que había sido ministro de Fomento, aprovechó para utilizar un poético eufemismo afirmando que «Mercedes era un ángel, y que los ángeles no se discuten». La ignorancia ha atribuido a veces esta famosa frase a Cristino Martos y hasta a Sagasta, pero la verdad es que quien la pronunció fue Moyano, jefe de los moderados, tal y como muy bien lo cuenta José Fernández Bremón en La Ilustración Española y Americana del 8 de 1897. Ello favoreció que el sumario se cerrara. Ahora sabemos que es cierto. Lo ratifica la historiadora Ana de Sagrera, que revisó las actas del Congreso.

MUÑIZ, RICARDO. Amigo íntimo de Prim. Compartió sus últimas horas con él. Según Valle-Inclán, sus memorias, que tanto han enriquecido los testimonios históricos, fueron convenientemente falsificadas.

ORTEGA, GALO. Policía investigador. Detuvo a Juan Antonio Rodríguez Trío por haber manifestado su disgusto por el hecho de que Prim no muriera en el acto.

PASTOR, JOSÉ MARÍA. Jefe de guardaespaldas del general Serrano, acusado de ser «un tal José» que contrataba sicarios. Se encontraron motivos racionales para considerar que fue presunto culpable del delito de asesinato de Prim. Se decretó su encarcelamiento.

PAÚL Y ANGULO, JOSÉ. Diputado republicano, presunto jefe de los asesinos materiales. Director de El Combate. Señorito de Jerez, adinerado, duelista. Publicó en París, en 1886, un panfleto donde argumentaba su inocencia. Valle-Inclán lo exculpó de forma apasionada.

PÉREZ GALDÓS, BENITO. Novelista, ilustre escritor contemporáneo de los hechos. Francisco Umbral lo acusó de «haber sabido todo lo de Prim y no haber contado nada». Se sabe que Prim, que también hizo buen uso de la prensa, aportó dinero para que saliera a la calle el periódico El Debate, del que Pérez Galdós fue director, al menos nominalmente (el gran escritor no alardeó nunca de este empleo). El periódico no apareció hasta diecisiete días después del asesinato del marqués de los Castillejos. La redacción se encontraba en el madrileño paseo de los Areneros.

PI Y MARGALL. Relevante político republicano que no tuvo reparo alguno en decir que «Paúl y Angulo fue el ejecutor material, pero alguien de posición más alta debió fraguar el crimen y favorecer, luego de cometido, a sus autores materiales».

RABANAL, CELESTINO. Fue sorprendido en octubre de 1870, en el primer intento de matar a Prim. Declaró acerca de las armas que se encontraron en su casa de huéspedes.

RIVERO, NICOLÁS MARÍA. Fue alcalde de Madrid y ministro de la Gobernación. Masón: a él dedicó Prim la última mañana de su vida útil, firmando unos papeles como «hermano Washington», para concederle dignidad masónica. Fue la última firma del general. Buena pieza; también había estado en la operación del agosto anterior, al juego de Serrano, para relevar a Prim al frente del Consejo de Ministros.

RODRÍGUEZ LÓPEZ, JUAN JOSÉ. Alias José López, alias Jáuregui, alias Madame Luz. Doble agente, escurridizo, intrigante. Protagonista absoluto de todo el sumario y no sólo de la parte que le corresponde del atentado de noviembre. Paúl y Angulo, en su opúsculo de defensa, contó que José López salió clandestinamente de la prisión varias veces; que en la cárcel fue asesinado su cómplice y cuñado Ruperto Merino Alcalde; y que en el hospital murieron presos y heridos otros tres encausados: José Genovés Bruguez, Clemente Escobar y José Roca. También narró cómo José Menéndez Fernández falleció de una paliza, así como que Tomás García Lafuente fue asesinado de tres trabucazos al regresar a su pueblo después de ser excarcelado. De la misma manera fue asesinado, en la misma cárcel del Saladero, Mariano González. Por el contrario, López escaparía de todas las celadas y, una vez en libertad, sería agregado a la policía secreta, donde prestó importantes servicios a Romero Robledo y al conde de Xiquena, como informó el diario El Progreso.

RUIZ ZORRILLA, MANUEL. Ministro de Fomento, víctima de un atentado muy parecido al de Prim cuando estaba impulsando la investigación del magnicidio.

SALMERÓN, NICOLÁS. Jefe del partido republicano, que se negó a acudir a ninguna parte donde estuviera su correligionario Paúl y Angulo.

SANZ, LAUREANO. General de la represión en Cataluña. Después de la acción de Baldomero Espartero en 1842, Barcelona fue bombardeada de nuevo desde Montjuich y la ciudadela durante los tres primeros días de octubre de 1843. Respondieron con cañonazos. Sanz, impertérrito, prolongó el bombardeo hasta el día 6, dando paso a un ataque al asalto de la ciudadela durante la noche que provocó grandes pérdidas. El bombardeo sistemático de Barcelona prosiguió. Durante todo ese tiempo, Prim estuvo en una misión diferente.

SOSTRADA, ENRIQUE. Uno de los principales sospechosos —del clan de los valencianos— del intento de atentado en noviembre. Solís negó haberle entregado el 16 de noviembre de 1870, por orden del duque de Montpensier, la importante cantidad de cinco mil duros.