Tú decaerás, pero en quien de ti venga

verás crecer esa belleza que habrá de abandonarte,

y la sangre que ardió en tu juventud

será tuya de nuevo ardiendo en otro.

Eso es sabiduría, posteridad, belleza;

lo contrario es locura, vejez y yerma decadencia.

No detener la vida con falsas decisiones

que en sesenta años abolirán el mundo.

Pueden morir estériles aquellos que Natura

no dotó, deformes, toscos y groseros:

pero a quien como a ti se ha dado lo mejor

debe ser generoso con ese don del cielo.

Siendo de vida sello, tu deber es dejar

copias que no permitan que perezcas.

W. SHAKESPEARE, soneto XI