Además no cuento con ese fuerte lazo que dicen que une a los hombres con el futuro mediante los hijos que llevan su nombre y su honor, y debo de desearlo quizá menos aún, puesto que son tan deseables. Estoy demasiado apegado al mundo y a esta vida por mí mismo. Me contento con estar en manos de la fortuna sólo en aquellas circunstancias propiamente necesarias a mi ser, sin ampliarle por otro lado la jurisdicción sobre mí; y nunca he considerado que estar sin hijos fuera un defecto que tuviera que hacer la vida menos completa y menos satisfactoria. Los hijos pertenecen a las cosas que no tienen mucho por lo que ser deseadas, en especial en estos tiempos en que sería tan difícil hacerlos buenos.
MONTAIGNE