La vida nos transforma y nos transforma el amor.

Cuando nos transformamos, no dejamos de hacerlo nunca. Cambiamos. No completamente, pero nos adaptamos más o menos a nuestra nueva forma o a nuestros nuevos sentimientos. Lo más difícil en este proceso natural es dejarse llevar y permitir que ocurra. Hay un momento y un lugar para cada cosa.

Un momento en la vida para ser alguien, y luego una vez pasado, una oportunidad para transformarse en alguien más. Y, si tenemos suerte, hay también un momento para amar a una persona y, como era de esperar en el caso de Charlotte, transformarse en persona amada.