Vivir para ver, pero en realidad la muerte es la mejor maestra.
Cuando te enfrentas a la muerte te ves forzado a mirar muy dentro de ti para comprender quién eres y qué sientes en realidad. Te descarna, como una exfoliación facial intensiva, arrancando la máscara de autoengaños, excusas y otras porquerías acumuladas en el transcurso de toda una vida. Lo que queda no siempre resulta agradable a la vista, al menos no al principio. Scarlet esperaba que su experiencia cercana a la muerte no acabara siendo una sentencia de por vida.