La idea que se tiene de alguien a menudo puede resultar mucho más atractiva que la realidad de esa persona.
Por eso funcionan las relaciones a larga distancia. Tu romance idealizado permanece indemne al mal aliento, a los malos hábitos y a los progenitores embarazosos. Tu supuesta alma gemela no deja de ser nunca la persona que querías y que anhelabas. Sólo hay una gran pega, y es que tu alma gemela nunca está contigo. Los problemas empiezan cuando al otro lado de esa relación a distancia están tus propios sentimientos.