Lo que no mata te vuelve paranoico.
Atrapado en tu propia mente, sin plan de huida, aturdido por la duda y con tus obsesiones como única guía, la realidad da paso a la ansiedad, cambiando de forma más deprisa que un contorsionista de circo. Charlotte y Scarlet empezaban a darse cuenta de que el peor lugar para perderse está en tu propia cabeza.