PUEBLOS Y LENGUAS
Las Tierras Hárdicas
Los pueblos hárdicos del Archipiélago viven de la agricultura, la ganadería, la pesca, el comercio y de los habituales oficios y artes de una sociedad no industrializada. Su población es estable y nunca ha superado la capacidad límite de las tierras que le pertenecen. La hambruna es algo desconocido y la pobreza algo raras veces extremo.
Las pequeñas aldeas e islas están generalmente gobernadas por un consejo o Parlamento más o menos democrático, encabezado, o representado de acuerdo con otros grupos, por un elegido Hombre o Mujer de la Isla. En los Confines generalmente no hay otro gobierno más que el del Parlamento de la Isla y los Parlamentos de los Pueblos. En las Comarcas Interiores, fue establecida tempranamente una casta gobernante, y muchas de las grandes islas y ciudades son gobernadas al menos nominalmente por señores y damas herederas, mientras que el Archipiélago entero ha sido gobernado durante siglos por reyes. Sin embargo, frecuentemente los pueblos y las ciudades se autogobiernan casi totalmente a través de su Parlamento y de sus gremios mercantiles y de comercio. Los grandes gremios, debido a que su red cubre todas las Comarcas Interiores, no responden ante ningún señor superior o autoridad excepto ante el Rey en Havnor.
Han existido formas de feudalismo, vasallaje y esclavitud en algunas épocas y en algunas áreas, pero no bajo el gobierno de Reyes Havnorianos.
La existencia de la magia como un poder reconocido, efectivo y manejado por ciertos individuos, pero no por todos, da forma e influencia a todas las instituciones de los pueblos hárdicos, tanto es así que, por mucho que la vida cotidiana en el Archipiélago parezca ser semejante a la de otros pueblos no industrializados en cualquier otro sitio, hay diferencias casi inconmensurables. Una de estas diferencias podría ser, o podría estar indicada por, la falta de cualquier tipo de religión institucionalizada. La superstición es tan común como en cualquier otra parte, pero no hay dioses, ni cultos, ni veneraciones formales de ninguna clase. Los rituales se suceden únicamente durante las ofrendas tradicionales en los sitios de los Poderes Antiguos, en las grandes fiestas celebradas universalmente, tales como el Retorno del Sol y la Larga Danza; cuando se cuentan o se cantan las epopeyas y los cánticos tradicionales en estas fiestas, y, tal vez, en el urdimiento de sortilegios de magia.
Todos los pueblos del Archipiélago y de los Confines comparten la lengua y la cultura hárdica con sus respectivas variaciones locales. El Pueblo Balsero del lejano Confín Austral del Oeste conserva las grandes celebraciones anuales, pero poco más de la cultura archipielágica, no practicando así el comercio, ni la agricultura, y no teniendo conocimiento alguno acerca de otros pueblos.
Gran parte de la gente del Archipiélago tiene la piel morena o moreno-rojiza, cabellos negros y lisos, y ojos oscuros; el prototipo de cuerpo que predomina es bajo de estatura, esbelto, de huesos pequeños, pero bastante musculoso y desarrollado. En el Confín del Levante y en el Austral la gente tiende a ser más alta, de huesos más pesados y de tez más oscura. Mucha gente del sur tiene la piel de un marrón muy oscuro. Muchos hombres del Archipiélago tienen poco vello facial o a veces nada.
La gente de Osskil, Rogma, y Borth tiene la piel más clara que la de otros habitantes del Archipiélago, y a menudo tienen los cabellos castaños, o incluso rubios, y los ojos claros; los hombres generalmente tienen barba. Su lengua y algunas de sus creencias se parecen más a las de los kargos que a las de los hárdicos. Estos lejanos septentrionales probablemente desciendan de los kargos, quienes, después de establecer las cuatro comarcas del Levante, regresaron navegando hacia el oeste hace aproximadamente dos mil años.
Las Tierras de Kargad
En estas cuatro grandes islas al nordeste del Archipiélago principal, el color de piel predominante es el moreno claro o el blanco, con cabellos oscuros a claros, y ojos oscuros a azules o grises.
No se han dado muchas mezclas de los distintos colores de piel por parte de los kargos y los archipielágicos excepto en Osskil, puesto que el Confín Septentrional está aislado y muy poco poblado, y el pueblo kargo se ha mantenido apartado y muchas veces ha estado enemistado con los archipielágicos durante dos o tres milenios.
Las cuatro islas kargas son principalmente áridas de clima aunque fértiles cuando son regadas y cultivadas. Los kargos han conservado una sociedad que aparenta estar poco influenciada, excepto negativamente, por sus mucho más numerosos vecinos al sur y al oeste.
Entre los kargos, el poder de la magia suele ser muy raro como don innato, tal vez porque ha sido desatendido o activamente reprimido por su sociedad y su gobierno. Excepto como un mal que debe ser temido y rehuido, la magia no representa un papel reconocido en su sociedad. Esta incapacidad o rechazo a practicar la magia coloca a los kargos en desventaja con respecto a los archipielágicos en casi todos los aspectos, lo cual puede explicar el porqué de su general aislamiento del comercio o de cualquier tipo de intercambio, salvo por los asaltos piratas y las invasiones de las islas más cercanas del Confín Austral y alrededor del Mar de Gont.
Canciones e historias indican que los dragones existieron antes que cualquier otra criatura viviente. Los eufemismos del Hárdico Antiguo para la palabra dragón son Primogénito, Mayor, Niños mayores. (Las palabras para el primogénito de una familia en osskili: akhad, y en kargo: gadda, derivan de la palabra haad, «dragón», en el Habla Antigua).
Referencias y cuentos dispersos provenientes de Gont y de los Confines, párrafos de historia sagrada en las Tierras de Kargad y de misterio arcano en el Saber popular de Paln, todos ellos ignorados durante mucho tiempo por los eruditos de Roke, relatan que en los primeros días los dragones y los humanos eran una sola especie. Finalmente aquella gente-dragón se dividió en dos clases de seres, incompatibles en sus costumbres y deseos. Tal vez una gran separación geográfica provocó una divergencia natural gradual, una diferenciación de especies. El Saber popular de Paln y las leyendas kargas sostienen que la separación fue deliberada, hecha a través de un acuerdo conocido como verw nadan, Vedurnan, la División.
Estas leyendas se conservan mejor en Hur-at-Hur, la más oriental de las Tierras de Kargad, donde los dragones han degenerado en animales sin demasiada inteligencia. No obstante, es en Hur-at-Hur donde la gente mantiene la más viva convicción del parentesco original entre la especie humana y la dragontina. Y con estos cuentos de tiempos lejanos vienen historias de días recientes sobre dragones que adquieren forma humana, humanos que adquieren forma de dragón, seres que son de hecho tanto humanos como dragones.
Fuera como fuese que se originase la división, desde el comienzo de la historia los seres humanos han vivido en el Archipiélago principal y en las Tierras de Kargad al este de éste, mientras que los dragones se han limitado a ocupar las islas más occidentales, y más allá de ellas. La gente ha dudado a la hora de elegir el mar desierto para sus dominios, puesto que los dragones son «criaturas de viento y de fuego», que se ahogan si se sumergen en el mar. Pero no tienen necesidad de posar sus garras, ya sea sobre el agua o sobre la tierra; viven sobre sus alas, en el aire, a la luz de sol y de las estrellas. Lo único que un dragón utiliza del suelo es un tipo de espacio rocoso donde pueda poner sus huevos y criar a sus hijos. Los pequeños y estériles islotes del lejano Confín del Poniente bastan para eso.
La Creación de Éa no contiene ninguna referencia clara de una unión original y final separación de dragones y humanos, pero esto puede deberse a que el poema en su forma supuestamente original, en el Lenguaje de la Creación, data de una época antes de la separación. El mejor indicio en el poema sobre el origen común de dragones y humanos es la arcaica palabra hárdica que contiene, la cual es comúnmente interpretada como «gente» o «seres humanos», alath. Esta palabra significa por etimología (por las Runas Verdaderas Atl y Htha) «seres de palabra», «aquellos que dicen palabras», y por lo tanto podría significar, o incluir, a los dragones. A veces la palabra utilizada es alherath, «verdaderos seres de palabra», «aquellos que dicen palabras verdaderas», hablantes de la Lengua Verdadera. Ésta podría referirse a los magos humanos, o a los dragones, o a ambos. En el arcano Saber popular de Paln, según se dice, esa palabra es utilizada para referirse tanto a los magos como a los dragones.
Los dragones nacen conociendo la Lengua Verdadera, o, como dijo Ged: «El dragón y la lengua del dragón son uno». Si los seres humanos compartieron originariamente esa identidad o ese conocimiento innatos, lo perdieron de la misma manera que perdieron su naturaleza dragontina.
El Habla Antigua, o Lenguaje de la Creación, con el cual Segoy creó las islas de Terramar al comienzo de los tiempos, es probablemente una lengua infinita, puesto que nombra a todas las cosas.
Esta lengua es innata para los dragones, no para los humanos, tal como he dicho antes. Hay excepciones. Unos pocos seres humanos con un poderoso don para la magia, o debido al antiguo parentesco de humanos y dragones, conocen algunas palabras del Habla Antigua innatamente. Pero la gran mayoría de gente debe aprender el Habla Antigua. Los practicantes hárdicos del arte de la magia la aprenden de sus maestros. Los hechiceros y las brujas aprenden solamente algunas palabras; los magos aprenden muchas, y algunos llegan a hablarla casi tan fluidamente como los dragones.
Todos los sortilegios utilizan al menos una palabra del Habla Antigua, aunque la bruja o el hechicero de aldea pueda no saber exactamente cuál es su significado. Los grandes hechizos son urdidos completamente en el Habla Antigua, y son comprendidos al tiempo que se los pronuncia.
La lengua hárdica del Archipiélago, la lengua osskili de Osskil, y la lengua karga, son todas descendientes remotas del Habla Antigua. Ninguna de estas lenguas sirve para el urdimiento de sortilegios de magia.
La gente del Archipiélago habla hárdico. Hay tantos dialectos como islas, pero ninguno tan extremo como para ser totalmente ininteligible para los demás.
El osskili, lengua que se habla en Osskil y en dos islas al noroeste de allí, tiene más afinidades con el kargo que con el hárdico. El kargo diverge más ampliamente en vocabulario y en sintaxis del Habla Antigua. Muchos de sus hablantes (como muchos hablantes de hárdico) no se dan cuenta de que sus lenguas tienen una ascendencia común. Los eruditos del Archipiélago son conscientes de ello, pero la mayoría de los kargos lo niegan, puesto que han confundido el hárdico con el Habla Antigua, con la cual se urden los hechizos, y por lo tanto temen y desprecian toda lengua archipielágica calificándola de hechicería malévola.
Se dice que la escritura fue inventada por los Maestros de las Runas, los primeros grandes magos del Archipiélago, tal vez para ayudar a conservar el Habla Antigua. Los dragones no tienen escritura.
Hay dos clases completamente diferentes de escritura en Terramar: las Runas Verdaderas y la escritura rúnica.
Las Runas Verdaderas utilizadas en el Archipiélago simbolizan palabras del Lenguaje de la Creación. Las Runas Verdaderas no son solamente símbolos, sino que también materializan, atribuyen existencia real: pueden ser utilizadas para crear una cosa o una condición o para provocar un acontecimiento. Escribir una de estas runas es actuar. El poder de la acción varía según las circunstancias. Muchas de las Runas Verdaderas pueden encontrarse únicamente en antiguos textos y libros del saber, y ser utilizadas únicamente por magos entrenados en el arte de su uso; pero varias de ellas, tales como el símbolo escrito sobre el dintel de la puerta para proteger a la casa del fuego, son utilizadas comúnmente, y son familiares para la gente inculta.
Mucho después de la invención de las Runas Verdaderas, una escritura relacionada con ellas, pero no mágica, fue desarrollada para la lengua hárdica. La escritura no afecta la realidad mucho más que ninguna otra escritura; es decir, indirecta, pero considerablemente.
Se dice que Segoy escribió por primera vez las Runas Verdaderas con fuego y en el viento, y que por eso son coetáneas del Lenguaje de la Creación. Pero puede que esto no sea así, puesto que los dragones no las utilizan, y si las reconocen, no las admiten.
Cada Runa Verdadera tiene un significado, una connotación o un área de significado, que puede ser más o menos definido en hárdico; pero es mejor decir que las runas no son de ninguna manera palabras, sino sortilegios, o actos. Sin embargo, únicamente en la sintaxis del Habla Antigua, y sólo cuando son pronunciadas o escritas por un mago, no como una declaración sino con la intención de actuar, reforzadas por la voz y los gestos —en un sortilegio— la palabra o la runa liberan completamente su poder.
Si son escritos, los hechizos se escriben con las Runas Verdaderas, a veces entremezcladas un poco con las runas hárdicas. Escribir con las Runas Verdaderas, al igual que hablar en el Habla Antigua, es garantizar la verdad de lo que uno dice —si uno es humano—. Los seres humanos no pueden mentir en esa lengua. Los dragones sí; o al menos eso es lo que dicen los dragones; y si están mintiendo, ¿no prueba eso que lo que dicen es verdad?
El nombre hablado de una Runa Verdadera puede ser la palabra que significa en el Habla Antigua, o puede ser una de las connotaciones de la runa traducida al hárdico. Los nombres de las runas comúnmente utilizadas, tales como Pirr (para protegerse del fuego, del viento y de la locura), Sifl («que vaya bien»), Simn («trabaja bien»), son utilizados sin ceremonia alguna por la gente común que habla hárdico; pero los practicantes de magia pronuncian con cautela incluso esos nombres tan conocidos y utilizados, ya que de hecho son palabras en el Habla Antigua, y podrían influenciar en los acontecimientos de formas involuntarias e inesperadas.
Las comúnmente llamadas Seiscientas Runas del hárdico no son las runas hárdicas utilizadas para escribir la lengua común. Son Runas Verdaderas a las que se les han dado nombres «seguros» e inactivos en la lengua común. Sus nombres verdaderos en el Habla Antigua deben ser memorizados en silencio. El estudiante de magia más ambicioso continuará aprendiendo las «Runas Lejanas», las «Runas de Éa» y muchas otras. Si el Habla Antigua es inagotable, de igual manera lo son las runas.
El hárdico común, utilizado para cuestiones de gobierno o de negocios, o para mensajes personales, o para registrar acontecimientos históricos, o en cuentos y cánticos, se escribe con los caracteres correctamente llamados runas hárdicas. Gran parte de los habitantes del Archipiélago aprenden desde unos escasos cien hasta varios miles de estos caracteres como una parte muy importante de sus pocos años de educación escolar. Hablado o escrito, el hárdico no sirve para urdir hechizos.
Hace un milenio y medio o más, las runas del hárdico fueron desarrolladas para dar lugar a la escritura narrativa. Desde aquel entonces, La Creación de Éa, El Villancico del Invierno, las gestas, las trovas y las canciones, que comenzaron siendo todos textos cantados o hablados, fueron escritos y preservados como textos. Siguen existiendo de ambas maneras. Las muchas copias escritas de los textos antiguos sirven para evitar que cambien mucho o para que no se pierdan del todo; pero las canciones y las historias que forman parte de la educación de todo niño son enseñadas y aprendidas en voz alta, pasadas de boca en boca a través de los años.
El Hárdico Antiguo difiere en vocabulario y en pronunciación del lenguaje actual, pero el aprendizaje de memoria y la habitual oratoria y escucha de los clásicos mantienen el lenguaje arcaico con todos sus significados (y probablemente frena un poco el cambio lingüístico del habla cotidiana), mientras que las runas hárdicas, al igual que los caracteres Chinos, pueden albergar pronunciaciones ampliamente cambiantes y cambios de significado.
Las gestas, las trovas, las canciones y los cantares populares se componen todavía como interpretaciones orales, generalmente por cantores profesionales. Los nuevos trabajos de cualquier interés general se escriben de inmediato en periódicos con hojas de gran tamaño o se reúnen en compilaciones.
Ya sea cuando son representados o leídos en silencio, todos estos poemas y canciones son valorados a conciencia por su contenido, no por sus cualidades literarias, las cuales oscilan entre altas y nulas. Métrica regular, aliteraciones, fraseos estilísticos y estructuramiento por repetición son los principales recursos poéticos. Los contenidos incluyen narrativas míticas, épicas e históricas, descripciones geográficas, observaciones prácticas concernientes a la naturaleza, a la agricultura, al saber del mar y a las artes, cuentos y parábolas con moraleja, poesía filosófica, visionaria y espiritual, y canciones de amor. Las gestas y las trovas generalmente son recitadas, los cantares cantados, a menudo con un acompañamiento de percusión; los recitadores y los cantantes profesionales pueden cantar con el arpa, con la viola, con los tambores y con otros instrumentos. Las canciones tienen generalmente menos contenido narrativo, y muchas son valoradas y preservadas más que nada por su melodía.
Los libros de historia y los registros y las fórmulas de magia existen únicamente de forma escrita, las últimas normalmente en una mezcla de escritura rúnica hárdica y Runas Verdaderas. De los libros del saber (una compilación de sortilegios creados y apuntados por un mago, o por un linaje de magos) hay normalmente una sola copia.
Muchas veces es un asunto de considerable importancia que las palabras de estos libros del saber no sean pronunciadas en voz alta.
Los osskilianos utilizan las runas hárdicas para escribir su lengua, ya que comercian mayoritariamente con tierras hárdicohablantes.
Los kargos se resisten con empeño a cualquier tipo de escritura, puesto que la consideran producto de la hechicería o del mal. Realizan complejos informes y llevan registros en tejidos con hilos de diferentes colores y pesos, y son expertos matemáticos, utilizando la base doce; pero no comenzaron a emplear cualquier clase de escritura simbólica hasta que los Reyes Dioses subieron al poder, y aun entonces con mucha moderación. Los burócratas y los comerciantes del Imperio adaptaron las runas hárdicas al kargo, con algunas simplificaciones y adiciones, con propósitos de negocios y diplomacia. Pero los sacerdotes kargos nunca aprenden a escribir; y muchos kargos trazan todavía sobre cada runa hárdica que escriben, una pincelada clara para anular la hechicería que en ella se oculta.