[1] El siguiente “Diálogo alrededor de una tabla uija”, que ella nunca mostró a nadie, y que debió de escribir entre 1957 y 1958, reproduce uno de los textos que transmitió un “espíritu” durante una de aquellas sesiones. El espíritu que se nombra en él era uno de los que “acudía” con regularidad. Sus aseveraciones podían ser acertadas. (La primera vez, al impulsarle a hablar de la quiniela de fútbol, predijo los trece resultados del sábado siguiente —aunque anticipándose una jornada. El primer premio en aquel entonces, 1956, era de setenta y cinco mil libras. Los posteriores intentos de ese espíritu fueron cada vez menos acertados, y al final no mejores que los de cualquier otro). Sus comunicados solían ser de lo más lúgubres y macabros, aunque “Pan” también daba ciertas muestras de ingenio.
En una de las cartas a su madre (Letters Home, p. 324). S. P. afirma estar escribiendo «un breve diálogo en verso que, supuestamente, suena como una conversación… Me está ayudando a romper este atenazamiento que me impide escribir, y, al menos, es un buen tema: un diálogo alrededor de una tabla uija, con algo de dramático y de filosófico, al mismo tiempo». Timothy Materer fue el primer crítico en destacar y analizar la importancia de este diálogo poético (el único antecedente de “Tres mujeres”), «un poema crucial», según él, para comprender no sólo la relación de S. P. con el ocultismo, o su afán houdiniano de comunicarse con su padre a través del espiritismo, sino la “rivalidad poética” que, a veces, enturbiaba su relación de pareja. (N. del T.) <<
[2] S. P. eligió dos nombres bien significativos, bajo los que se esconden, obviamente, la propia poeta y su compañero. Sibyl es la Sibila, y Leroy, en francés, Le roi, “el rey”. Tampoco debió de ser casual su elección del número de versos estrófico: 7. <<
[3] Célebre personaje y colección de cuentos infantiles, cuya anónima y desconocida autora, según algunos críticos, era de Boston. <<
[4]Godpie, “Pastel de Dios”, en el original. Intento mantener el juego de palabras inglés, basado en la expresión To see, to look… a pie-in-the-sky: “Edificar castillos en el aire”. <<
[5] Probablemente, Sir Humphry Davy (1778-1829), químico e inventor inglés, entre otros objetos, de la “lámpara Davy”, que le valió la vida a los mineros de su época. El pintor Henry Howard lo retrató junto a su escritorio. Tal vez por eso, S. P. alude a uno de sus cajones. Sobre el tema del poeta minero, ver nota al poema n° 196, “Nick y la palmatoria”. <<
[6] En la filosofía de Immanuel Kant, aquello que es objeto del conocimiento racional puro en oposición al fenómeno, objeto del conocimiento sensible. <<
[7] Cuando llegué a este verso… Tuve que parar unos minutos, antes de poder seguir traduciendo. Pues no es ésta la única “premonición” que aparece en la obra de S. P. y de T. H., como estamos viendo. Entres otros, recordé un poema igual de escalofriante, “The offers”. [Las propuestas o Las promesas], que T. H. publicó al margen de Birthday Letters, en un breve volumen, de edición limitada, titulado Howls and Whispers (Aullidos y susurros, sin duda en alusión a la película, casi homónima, de Ingmar Bergman). En él, T. H. recuerda las veces en que S. P. se le apareció tras su muerte —o él creyó verla. La primera, «apenas dos meses después» de suicidarse. La propia Assia Gutman llegó a estar obsesionada con “el espectro” de S. P., al que también afirmó haber visto en alguna ocasión. <<
[8] Estos versos parecen preludiar —o prever— el final de “Papi”. <<
[9] Banquillo de tres pies en que daba la sacerdotisa de Apolo sus respuestas en el templo de Delfos. <<
[10] Esta palabra refuerza lo dicho acerca de la premonición, pues rift es una “grieta o fisura”, una “falla”, pero también una “ruptura”, una “desavenencia”. <<
[11] O “manantial”. Depende de si pensamos en la muerte o en el renacimiento de los protagonistas. <<
[12] En los dos sentidos de la palabra, como en el original. (N. del T.) <<
[13] Piedra de color verdoso que antiguamente se llevaba como amuleto y que según la tradición popular se extraía de la cabeza o del cuerpo de un sapo viejo, aunque éste también podía vomitarla amablemente si alguien se lo pedía con el debido respeto. Fue muy célebre entre los reyes de la Edad Media, ya que se le atribuía las virtudes de cambiar de color ante la peligrosa presencia de un veneno, atraer la felicidad y garantizar la victoria en una batalla. También se la conoce como “bufonita”, al menos en inglés. (N. del T.) <<
[14] El que se juega con una cuerda atada en sus cabos y enroscada entre los dedos de las manos, creando con ella distintas figuras. (N. del T.) <<