Dime lo que ves aquí[861]:
el pino como un mancha de Rorschach
negra sobre la luz naranja:
planta un bancal de calabazas[862] naranjas
que milagrosamente eclosionen a las doce,
engendrando nueve ratones negros y una carroza de ébano,
o intérnate en el naranja y provoca
una catarata[863] negra del diablo, oscureciendo
el ojo de dios con una mancha en espiral;
o pon a tu amante naranja mitad al sol,
mitad a la sombra, hasta tatuar
su piel de mandarina con hojas negras.
Lee libros de magia negra, sagrados,
o de poemas de amor bajo el naranja y el negro
hasta que la oscuridad sea conquistada por el gallo naranja,
o, más práctico que todo eso,
alaba lo hábil que fue el pintor
al hacer estos dos colores tan ambiguos.