Ve y atrapa al bonito pichón entre el maíz de lóbulos dorados,
Y despluma a la graciosa codorniz moteada allí donde abunda;
Agarra al orondo palomo azul en el alero del tejado,
Pero deja volar al águila de plumas velocísimas.
Deja volar al águila de plumas velocísimas
Y que el trueno haga crujir los cielos;
Corre a esconderte, corre, en el nido profundo
Antes de que el rayo te convierta en ceniza.
Ve y da caza al oso que hiberna en su guarida alfombrada de hojas,
Apresa a la rata almizclera que sestea bajo el sol indolente;
Engaña a la cerda boba que, repantigada, hoza el estiércol
Pero deja que el antílope galope a sus anchas.
Deja que el antílope galope a sus anchas
Haciendo que la nieve salte en pedazos;
Corre a esconderte, corre, en la cueva segura
Antes de que la ventisca llegue a cegarte.
Ve y saca de sus conchas perezosas a los caracoles púrpuras[820]
Y pesca a la trucha que dormita a la orilla del riachuelo;
Recoge las ociosas ostras en los verdes bajíos
Pero deja nadar a la caballa de color mercurio.
Deja nadar a la caballa de color mercurio
Allí donde se desploma el oscuro oleaje;
Corre a esconderte, corre en el puerto acogedor
Antes de que las aguas te arrastren al fondo.