SONETO: AL TIEMPO

Hoy nos movemos siendo de jade y acabamos siendo de granate

Entre los tictaqueantes y enjoyados relojes que marcan

Nuestros años. La muerte llega de improviso en un coche de acero,

Aunque anunciemos nuestros días con neón y despreciemos la oscuridad.

Pero, fuera del diabólico acero de esta ciudad

Con ventanas más bien de plástico, puedo oír

El viento solitario delirando en el arroyo, su voz

Gritando exclusión en mis oídos. Así grita pidiendo

La muchacha pagana a la que dejaron recogiendo aceitunas

A orillas de un mar de sol azul, así se lamenta el vaso

Alzado para brindar por un millar de reyes, pues todo

Da pena, y llora por el legendario dragón.

El Tiempo es una gran máquina de barrotes de acero

Que drena eternamente la leche de las estrellas.