206. AÑOS

Los años entran como animales del espacio

Exterior del acebo[726] donde las espinas

No son los pensamientos que yo activo, como un yogui,

Sino el verdor, la oscuridad tan pura

Que ellos hielan y son.

Oh, Dios, yo no soy como tú

En tu vacua negrura

Perforada de estrellas: brillante y estúpido confeti.

La eternidad me aburre,

Jamás la deseé.

Lo que me gusta es

El pistón funcionando:

Mi alma desfallece ante él.

Y los cascos de los caballos,

Su despiadado batir.

En cambio tú, gran Estasis[727]

¿Qué hay de grande en eso?

¿Es un tigre[728] este año, ese rugido en la puerta?

¿O es un Cristo,

Con su espantosa

Pizca de Dios en él,

Muriéndose por volar[729] y acabar con eso?

Los coralillos[730] son siempre ellos mismos, en su quietud.

Los cascos[731], en cambio, jamás lo conseguirán.

En la infinitud azul, sisean los pistones.

16 de noviembre de 1962