198. LADY LÁZARO[690]

He vuelto a hacerlo.

Un año de cada diez

Lo consigo: devenir

En esta suerte de milagro andante, volver mi piel

Brillante como la pantalla de una lámpara nazi,

Mi pie derecho,

Un pisapapeles[691],

Mi rostro, una fina tela de lino

Judía[692], sin rasgos.

Ah, arráncame este paño y

Despelléjame, enemigo mío.

¿Qué es lo que tanto te aterroriza?

¿La nariz, las cuencas de los ojos, las dos hileras de dientes?

No te preocupes, este aliento agrio

Se esfumará en un día.

Enseguida, enseguida la carne

Que devoró el sepulcro volverá

A acomodarse en mí

Y seré de nuevo una mujer sonriente,

Tan sólo tengo treinta años.

Y siete ocasiones, como el gato, para morir.

Ésta es La Tercera.

Menuda basura

A aniquilar cada diez años.

Menuda infinidad de filamentos.

La turba que masca cacahuetes

Se arremolina para ver cómo me quitan

Las vendas de las manos y los pies:

El gran strip tease.

Damas y caballeros:

Éstas son mis manos,

Mis rodillas. Tal vez les parezca

Un mero saco de piel y de huesos,

Pero yo sigo siendo yo, la misma de antes, idéntica.

La primera vez que ocurrió, sólo tenía diez años.

Y no lo hice adrede.

La segunda sí, estaba decidida

A llegar hasta el final, a no regresar jamás.

Meciéndome, me cerré

Como una concha.

Tuvieron que llamarme y llamarme a gritos,

Despegarme los gusanos adheridos como perlas.

Morir

Es un arte, como todo.

Yo lo hago extraordinariamente bien.

Tan bien que me parece el infierno.

Tan bien que me parece real.

Lo mío, supongo, es como un llamado.

Es muy fácil hacerlo en una celda[693].

Es muy fácil hacerlo y quedarse así, inmóvil.

Es la forma teatral

De regresar, a plena luz del día,

Al mismo lugar, al mismo rostro, al mismo grito

Brutal de embeleco[694]

Que me anonada[695]:

"¡Milagro!”.

Hay que pagar

Por ver mis cicatrices, hay que pagar

Por oír mi corazón:

Realmente late.

Y hay que pagar, pero mucho,

Por una palabra, un roce,

Un poco de sangre,

Un mechón de mis cabellos o un jirón de mi ropa.

Sí, sí, Herr Doktor.

Sí, Herr Enemigo.

Yo soy tu gran obra,

Tu pieza más valiosa,

El bebé de oro puro[696]

Que se funde en un grito.

Viro[697] y me abraso.

No creas que subestimo tu enorme celo.

Ceniza, ceniza

Que tú remueves y avivas.

Carne y huesos, no hay nada más ahí:

Una pastilla de jabón,

Un anillo de boda,

Un empaste de oro.

Herr Dios, Herr Lucifer,

Cuidado, mucho

Cuidado,

Porque yo, con mi cabellera

Roja, resurjo de la ceniza

Y me zampo a los hombres como si fuesen aire[698].

23-29 de octubre de 1962