195. AMAPOLAS EN OCTUBRE[672]

Para Helder y Suzette Macedo

Ni siquiera los cúmulos de esta aurora saben qué hacer con tales faldas[673].

Ni la mujer que va en la ambulancia,

Cuyo rojo corazón florece a través del abrigo tan asombrosamente.

Son un don, un don de amor

No requerido

Por este cielo,

Que indolente y flameante

Quema su monóxido de carbono, ni por esos ojos

Tan pasmados que, por un instante, se inmovilizan bajo los bombines.

Ah, Dios mío, ¿qué soy yo

Para que estas bocas tardías se abran a gritos

En este bosque de escarcha, en este amanecer de acianos?

27 de octubre de 1962