De nada vale, de nada vale ahora empezar a Reconocer.
No hay nada que hacer con esta hermosa laguna mental salvo suavizarla.
Nombre, casa, llaves del coche,
La pequeña esposa de juguete,
Borrada de golpe, suspira, suspira.
Cuatro críos y un cocker[642].
Enfermeras del tamaño de gusanos y un médico minúsculo
Lo arropan, lo miman.
De su piel se desprenden
Los hechos pasados.
¡Al carajo con ellos!
Abrazado a su almohada, como si fuera aquella
Hermana pelirroja que él nunca se atrevió a tocar,
El hombre sueña con una nueva
—Estériles, todas estériles—
Y de otro color.
Cuántos viajes harán, cuántos paisajes verán
Poniendo en marcha sus traseros de hermano-hermana,
Una cola de cometa.
Y el dinero será el esperma de todo ello.
Una enfermera le trae
Una bebida verde, otra, una azul,
Apareciendo por cada lado de su cama como sendas estrellas.
Las dos bebidas flamean, espumean.
Oh, hermana, madre, esposa,
Mi vida es un dulce Leteo.
¡Ya no me percato de nada[643], de nada, de nada!
21 de octubre de 1962