188. 40° DE FIEBRE[638]

¿Pura? ¿Y eso qué significa?

Las lenguas del infierno

Son necias, necias y aburridas como la triple

Lengua del gordo, necio y aburrido Cancerbero

Que resuella ante la puerta. Incapaz

De limpiar, lamiéndolo,

El tendón afiebrado, el pecado, el pecado.

La mecha solloza.

¡El olor indeleble

De una vela despabilada!

Amor, amor, las ondas de humo fluyen bajas

De mí como los chales de Isadora[639], y tengo miedo

De que alguna se quede enganchada a la rueda.

Estos malhumorados humos amarillos

Crean su propio elemento. No se elevarán

Sino que girarán alrededor del globo,

Asfixiando al anciano y al dócil,

Al débil

Bebé de invernadero en su cuna,

A la espectral orquídea

Que pende en el aire su jardín colgante,

¡Diabólico leopardo!

La radiación la ha empalidecido del todo,

La ha matado en una hora.

Untando los cuerpos de los adúlteros,

Como la ceniza de Hiroshima, y devorándolos.

El pecado. El pecado.

Cariño, llevo toda la noche llameando

De manera intermitente: encendiéndome y apagándome.

Las sábanas son ya tan pesadas como el beso de un lascivo.

Tres días y tres noches así.

A base de agua con limón, de agua

Con pollo, de agua nauseabunda.

Soy demasiado pura para ti o para cualquiera.

Tu cuerpo

Me hiere como el mundo hiere a Dios. Soy un farolillo:

Mi cabeza, una luna

De papel japonés, y mi piel, de oro batido,

Infinitamente delicada e infinitamente cara.

¿No te maravilla el calor, la luz que desprendo?

Yo sola me he vuelto una inmensa camelia

Fulgurante, que viene y que va, rubor sobre rubor.

Siento que me elevo,

Siento que podría ascender:

Las bolas de mercurio caliente vuelan, y yo, amor mío, yo

Soy una virgen

De puro acetileno

Asistida por rosas,

Besos, querubines

O lo que sean esas cosas rosadas.

Ni tú ni él,

Ni él, ni él[640]

(Mis egos se disuelven, viejas enaguas de puta):

Al Paraíso.

20 de octubre de 1962