Hice una hoguera, cansada ya
De los blancos puños[534] de las viejas
Cartas y de su cascabeleo letal
Cada vez que me acercaba demasiado a la papelera.
¿Qué sabían ellas que yo ignoraba?
Grano a grano, desplegaban
Sus arenales allí donde un sueño de agua clara
Sonreía burlón como un coche preparado para la huida.
Yo no soy nada sutil
Amor, amor, y sí, estaba harta
De esas cajas de cartón color cemento, esa jauría
Sujeta por un odio
Obtuso, bajo un montón de hombres vestidos con chaquetas rojas,
Y los ojos y las fechas de los matasellos.
Este fuego puede lamer y adular, pero es despiadado:
Un fanal que
Mis dedos podrían atravesar aunque
Se fundiesen y se combasen. Pero yo les digo:
No tocar.
Se acabó el escribir, se acabó eso
De inclinar y de arrastrar servilmente las manos[535], y las sonrisas, las sonrisas.
Así al menos el ático pasará a ser un buen lugar.
Así al menos no me engañarán y pillarán justo debajo
De la superficie, con un ojo de latón,
Como un pez necio
Acechando destellos,
Surcando mi Artico
Entre un deseo y otro.
Así pues, envuelta en mi bata, atizo los pájaros de carbón.
Son mucho más hermosos que mi búho incorpóreo,
Y me consuelan:
Volando, elevándose, aunque cegados.
Podrían huir revoloteando, negros y refulgentes, podrían ser ángeles de carbón
Si tuviesen algo que decir a alguien.
Pero yo misma me estoy encargando de que no sea así.
Con la punta del hurgón,
Escamo papeles que respiran como la gente,
Los disemino
Entre las lechugas amarillas y las coles alemanas,
Envueltos en sus arcanos sueños azules,
Envueltos como un feto.
Y, entonces, un nombre[536] con los bordes ennegrecidos
Se marchita a mis pies,
Orquídea sinuosa
En un nido de rizoides y de hastío:
¡Ojos pálidos, guturales de charol[537]!
La cálida lluvia pringa mis cabellos, aunque sin extinguir nada.
Mis venas brillan como los árboles.
Perros desgarrando un zorro: eso es lo que parece esto[538],
Una explosión roja y un grito
Que se expande desde su bolsa[539] rajada y no se detiene
En la mirada yerta
Y la expresión disecada, sino que continúa
Tiñendo el aire,
Contándole a las partículas de las nubes, a las hojas, al agua
Lo que es la inmortalidad. Que él es inmortal.
13 de agosto de 1962