Una pared blanca, sobre la cual el cielo se crea a sí mismo:
Infinito, verde, absolutamente intocable.
Los ángeles nadan en él, y los astros, con idéntica indiferencia.
Ellos son mi medium[511].
El sol se disuelve en la pared, sangrando sus luces.
Ahora una pared gris, rasguñada y sanguinolenta.
¿No hay ninguna manera de salir de la mente?
Tras de mí, pasos que descienden en espiral a un pozo[512].
No hay árboles ni pájaros en este mundo,
Tan sólo amargura.
Esta pared roja se retuerce continuamente de dolor:
Un puño rojo, abriéndose y cerrándose,
Dos bolsas grisáceas, como de papel.
De eso es de lo que yo estoy hecha; de eso y del pánico a que me lleven
A empujones, bajo una marea de cruces y una lluvia de pietás.
Sobre una pared negra, pájaros imposibles
De identificar giran la cabeza mientras chillan.
¡Ninguno de ellos habla de inmortalidad[513]!
Fríos espacios vacíos avanzan hacia nosotros,
Acercándose a toda prisa.
28 de mayo de 1962