Para Ruth Fainlight
Conozco el fondo[498] —afirma. Lo conozco por mi larga raíz madre,
Ese fondo que tú temes.
A mí no me espanta: ya he estado en él.
¿Es el mar lo que escuchas en mi interior,
Sus insatisfacciones?
¿O fue la voz de la nada lo que te enloqueció?
El amor es una sombra, sí,
Pero cómo mientes y lloras en pos de él…
Escucha: ése es el ruido que hacen sus cascos, al alejarse como un caballo.
Así galoparé yo toda la noche, impetuosamente,
Hasta que tu cabeza sea una piedra, y tu almohada una pequeña
Pista de césped resonando, resonando.
¿O prefieres que te traiga el rumor de los venenos?
Ahora se escucha la lluvia, su siseo agudo.
Y éste es su fruto: color blanco estaño, como el arsénico.
He padecido la atrocidad de los crepúsculos.
Chamuscado hasta la raíz,
Mis filamentos rojos se inflaman pero resisten, como un puñado de cables.
Ahora estallo en pedazos que salen volando como garrotes.
Un viento tan furioso
No permitirá que me quede mirando: he de chillar.
También la luna es despiadada: le gustaría arrastrarme
Cruelmente, porque ella es estéril.
Su resplandor me hiere. Tal vez porque la he cazado.
La dejaré irse. Sí, la dejo marchar
Lisa y menguada, como si acabaran de extirparle el útero.
Ah, cómo me poseen y proveen tus pesadillas[499].
Un grito me habita.
De noche sale aleteando,
Buscando, con sus garras, algo que amar.
Me aterroriza este algo oscuro
Que duerme en mí; durante todo el día
Lo siento planear en círculo, suave, ligeramente, percibo su maldad[500].
Las nubes pasan y se dispersan.
¿Son ésas las caras del amor, esas formas pálidas, perdidas para siempre?
¿Y por eso se me altera tanto el corazón?
Ah, ya no quiero saber más.
¿Qué es eso, ese rostro
Asesino, estrangulado por las ramas?
¿Ese rostro cuyos ácidos sisean[501] como serpientes
Petrificando la voluntad? Éstas son las culpas aisladas
Que matan, que matan lentamente[502].
19 de abril de 1962