147. LA RIVAL[430]

Si la luna sonriese, se te parecería.

Das la misma impresión de ser algo hermoso,

Pero aniquilador. Las dos brilláis con una luz prestada.

Su boca en forma de O[431] manifiesta su congoja

Por el mundo, la tuya, tu indiferencia,

Y tu primer don es el de trocarlo todo en piedra.

De repente me percato de que me hallo en un mausoleo:

Ahí estás tú, tamborileando con los dedos en una mesa de mármol,

Buscando cigarrillos, rencorosa como una mujer, aunque no tan nerviosa,

Muriéndote por decir algo a lo que nadie rechiste.

También la luna doblega a sus súbditos,

Pero a la luz del día resulta ridícula.

Por otro lado, tus insatisfacciones llegan

A mi buzón con afectuosa regularidad,

Blancas y anodinas, expansivas como el monóxido de carbono.

No hay día en que no tenga noticias tuyas,

Mientras deambulas, quizás, por Africa, pero pensando en mí.

Julio de 1961