138. ALBADA

El amor te dio cuerda como a un reloj de oro

Regordete. La comadrona te palmeó la planta de los pies,

Y tu grito seco ocupó su lugar entre los elementos.

Nuestras voces son tu eco, amplifican tu llegada. Estatua nueva

En este museo expuesto a los cuatro vientos: tu desnudez ensombrece

Nuestra seguridad. Inexpresivos[403] como una pared, nos arracimamos

A tu alrededor. La nube que destila un espejo

Para reflejar el instante en el que la mano del viento lo borra lentamente

Es tan madre tuya como yo.

Durante toda la noche, tu aliento de polilla

Titila entre las rosas mates. Me despierto a escuchar:

Un mar lejano ondula en mi oído.

Un grito, y me levanto de la cama dando tumbos, pesada como una vaca

Y floral con mi camisón Victoriano. Tu boca abierta es tan nítida

Como la de un gato. El marco de la ventana

Clarea y se traga sus insípidas estrellas. Y ahora pruebas

A entonar tu buen puñado de notas,

Unas vocales claras que se elevan como globos.

19 de febrero de 1961