122. ERES[340]

Como una payasa, tan dichosa ahí, apoyada sobre tus manos,

Con los pies apuntando a las estrellas, un cráneo en forma de luna

Y branquias de pez. Un cierto sentido común

Te lleva a rechazar el destino del dodo[341].

Enrollada en ti misma como el sedal en el carrete,

Pescas tu propia oscuridad, como los búhos.

Muda como un nabo desde el cuatro

De julio al uno de abril[342].

Mi pequeña moradora[343], mi hogaza de pan creciente.

Criatura difusa como la niebla y ansiada como una carta.

Más lejana que Australia.

Atlas encorvado, nuestra gamba viajera.

Acurrucada y compacta como un retoño,

Tan a gusto ahí como una sardina en su escabeche.

Nasa para anguilas, toda ondas.

Saltarina como un fríjol mejicano[344].

Bien hecha, como una suma correcta.

Pizarra reluciente[345], con tu cara en ella.

Enero/Febrero de 1960