116. EL ÁRBOL DE POLLY[286]

Un árbol de los sueños, el árbol de Polly:

una enramada enmarañada,

cada rama con pintas

remata en una hoja fina

como el cristal, distinta

a cualquier otra,

o en una flor fantasma,

como el papel y

de un color

vaporoso como el aliento helado,

con más detalles que

un abanico de seda

de los que usan las damas chinas

para ventilar un huevo

de petirrojo. La semilla

de cabello plateado del algodoncillo

viene a posarse en él, frágil

como la aureola

radiante de una vela,

el halo de un fuego

fatuo o el soplo

de una nube, ladeando su

extraño candelabro.

Pálidamente iluminado por

los dientes de león de pábilo rizado,

las ruedas blancas de las margaritas

y de los pensamientos

con cara de tigre, resplandece. Oh, no

es un árbol común,

el árbol de Polly, ni tampoco

un árbol del paraíso, aunque

se despose con la escama de cuarzo,

la pluma y la rosa.

Brotó de su almohada

entero como una tela de araña,

estriado como una mano,

un árbol de los sueños. El árbol de Polly

luce un arco de corazones

sangrantes, perlados de lágrimas,

del día de San Valentín en su manga

y, coronándolo, una

estrella azul delfinio.