92. EL TORO DE BENDYLAW[216]

El toro negro bramó frente al mar,

Y el mar, obediente hasta ese día,

Se alzó contra Bendylaw.

La reina, en el cenador de las moreras, estaba

Observando, rígida como la reina de una baraja;

El rey, atusándose la barba, cuando

Un mar azul, con cuatro pezuñas y un hocico

De toro, un mar imposible de contener,

Embistió la cancela del jardín.

Los lores y las damas echaron a correr

Por las alamedas alineadas como cajas bajo el sol florido,

Hacia aquel estruendoso bramido, antes de dar vuelta.

La enorme cancela de bronce empezó a crujir

Y, a cada crujido, el mar de lomo azul la iba partiendo

Más, entrando a saco, en tropel.

El toro se encrespaba, el toro se abatía,

Y no había cadena de margaritas

Ni diestro alguno que pudiera refrenarlo.

Ah, y ahora los pulcros y regulados dominios reales

Yacen bajo el mar, la rosa de la corona en el vientre del toro,

Y el toro en el camino del rey de Bendylaw.