89. YO QUIERO, YO QUIERO[209]

Abriendo la boca, el pequeño dios inmenso,

Calvo a pesar de su cabeza infantil,

Pidió a gritos el pecho de su madre.

Los dos volcanes secos se cuartearon y escupieron,

La arena abrasó los labios sedientos de leche.

El niño dios pidió entonces sangre a su padre,

Que puso a trabajar a la avispa, al lobo y al tiburón,

Y luego ideó el pico del alcatraz.

Sin una lágrima en los ojos, el inveterado patriarca

Creó a los hombres de carne y hueso,

Púas en la corona de alambre enrojecido[210],

Espinas en el tallo de la rosa encarnada.