Ninguna débil excusa puede justificar ni embellecer
Los grumos de chapapote en la lengua del agua[208], la ruina
Del embarcadero. Yo debería haberlo previsto.
Quince años entre yo y la bahía
Beneficiaron a la memoria pero dieron al traste con el viejo decorado
E improvisaron en su lugar este pobre
Remedo de paisaje, para obligarme a desistir
De mi idilio prometido. El azul se ha desgastado:
Es una heredad miserable,
Hostil ahora. La gran roca verde
A la que dábamos buen uso cuando el barco y la casa estaban negros
De lodo alquitranado
Y de bígaros, ha encogido a un tamaño vulgar y corriente.
Los chillidos de las gaviotas que rebuscan en la basura apenas se oyen
En medio del tráfico aéreo
Que parte del Aeropuerto de Logan, al otro lado.
Ahora las gaviotas giran grises bajo la sombra de un pájaro más acerado.
La pérdida anula el beneficio.
Lo mejor sería hacerle un favor a este puerto chabacano
Ignorándolo, a menos que prefieras mentirte
Dorando este horror que hiere la vista,
O te salgas por la tangente y culpes al tiempo
De la pequeñez de la roca, de la mugre de la espuma,
De esta grosera bienvenida.