86. LA MUERTE DE LA MYTHOPOEIA[204]

Dos virtudes cabalgan, en un garañón y en un jamelgo,

Para afilar nuestros cuchillos, nuestras tijeras:

La Razón de cara larga y la rechoncha Cordura[205].

La una, cortejando a los doctores de todo tipo,

La otra, a las amas de casa y a los tenderos.

Los árboles están podados, los caniches bien esquilados,

Las uñas del peón parejamente recortadas

Desde que esas dos funcionarias dejaron romas

Sus amoladeras de tanto y tanto afilar,

E hicieron picadillo al diablo enredador,

Cuyos ojos de búho, en el árbol zarrapastroso,

Aterraba a las madres hasta hacerlas abortar,

Acobardaba a los perros hasta hacerlos gimotear,

Transformaba en lobeznos a los niños del campo

Y a las amas de casa en desastres sin objeto[206].