72. RECUERDOS DE UNA RECOLECTORA DE ESPINACAS[171]

El lugar se llamaba Lookout Farm.

Por aquel entonces, el sol

No se ponía tan deprisa. ¡Y cómo iluminaba

Las cosas, aquella lámpara de lo Posible!

La lluvia aún

Se esparcía sobre las hojas como el celofán transparente

O el ala de una libélula, cuando me dejaron allí,

Con un ciento de cestas tamaño fanega, al borde

De un bancal de espinacas.

Manojo tras manojo de verdes

Y rectas cuñas de espinacas insertadas en círculo,

Capa sobre capa, y a tu lado una cesta

Tan intachable como un cogollo de lechuga,

Todo él hojas. Un ciento de cestas al acabar el día.

El sol y el cielo reflejaban el verdor de las espinacas.

En el balde de hojalata cubierto con papel amarillo,

El agua del pozo se mantenía fría, al inicio de las hileras.

El agua sabía a hierro, e incluso el aire

Dejaba un regusto a metal.

Día tras día,

Me inclinaba sobre las plantas con mis pantalones de peto

Reforzados con cuero en las rodillas, orgullosa como una dama en un mar

De rosas galardonadas, seleccionando los ramilletes más hermosos;

Mi mundo iba levantándose como una pirámide de cestas repletas.

Bastaba con que pusiera un pie en la tierra yerma

Para que un mar de cogollos se entregase a mi mano.