38. LLOROSA[76]

Sobre un colchón de lama, bajo el signo de la bruja

Y en un espasmo de sangre, la virgen que habla en sueños

Ahorca con su maldición al hombre de la luna[77], ese fulano[78]

Que acarrea un haz de leña en su huevo impecable:

Alumbrado[79] con un enorme barril de clarete para él solo,

Reina a sus anchas, con el ombligo[80] anudado para no gemir;

Pero el precio que han de pagar las muchachas con cola de pez

Para adquirir unas piernas blancas es llevar la piel cosida a puntadas.