27. NANA DE ALICANTE[56]

En Alicante, lanzan los barriles rodando

Malamente por los rugosos adoquines,

Junto a las fondas donde te sirven una paella amarilla,

Bajo los ruinosos balcones de las callejuelas traseras,

Mientras los gallos y las gallinas,

En las azoteas de las casas,

Reposan con sus crestas y sus cacareos.

Los tranvías de color naranja china[57] tintinean al traquetear

A los pasajeros bajo el chisporroteo de las astillas añiles

Que espumean a mares los cables eléctricos:

A lo largo del puerto sibilante[58], los enamorados

Soportan el retumbar de los altavoces que,

Desde las palmeras iluminadas por los neones,

Truenan rumbas y sambas que ningunas orejeras consiguen atenuar.

Oh Cacofonía, diosa del jazz y de las grescas,

Señora, con voz cascada, de las gaitas y los címbalos:

Ahórrate tus con brío, tus capricciosos,

Tus crescendos, cadenzas, prestos y prestissimos

Y permite que pose (piano, pianissimo).

Mi cabeza en la almohada,

Arrullada por susurrantes liras y violas.