22. EL GLOTÓN[47]

Él, aguijoneado por el hambre, duro de saciar,

Se ha acoplado tanto a mi negra suerte

(Y con un ardor que ningún hombre podría sentir

Sin perder su amabilidad).

Que todo el mérito reside en ser carne[48]

Sazonada tal y como él la exige;

Con caldo de sangre,

Sisada por su mano,

Elabora su exquisito licor[49], y enseguida

Se lo lleva a la boca, mientras aún está caliente;

Aunque en su suculenta comida abunda lo mejor,

Él no desechará

Ni se privará de nada hasta que termine

De saquear toda la despensa.