Ese grandioso coloso[45] que
Se erguía a horcajadas
Frente a los envidiosos embates del mar
(El cual intentaba, ola tras ola,
Marea tras marea,
Continuamente, acabar con él),
No tiene nada de ti,
Oh amor mío,
Oh gran idiota mío que,
Con un pie
Atrapado (digamos) en la alcantarilla
De carne y hueso,
Dudas si coger la otra salida
En las absurdas provincias de la alocada
Babia,
Observando boquiabierto la impecable luna.