15. CANCIÓN DE LA RAMERA

Fundida ya la escarcha blanca,

Y desvalorizados todos los sueños verdes

Tras un día de escaso trabajo,

El tiempo recobra el sentido para esta sucia ramera:

Su mero rumor se apodera de nuestra calle

Hasta que todos los hombres,

Rojos, pálidos u oscuros,

Se giran a mirar su andar desgarbado.

Fíjate —me lamento—, esa boca

Atrajo la violencia sobre sí,

Esa cara cosida,

Torcida con un moretón, un golpe, una cicatriz

Por cada año de perros.

Por ahí no va ni un solo hombre

Capaz de ahorrar aliento

Para enmendar con una marca de amor la desagradable mueca

Que, saliendo de esa negra laguna, zanja y taza,

Busca algo en el interior de mis ojos

Más castos.