13. DOS HERMANAS DE PERSÉFONE[35]

Hay dos jóvenes: una sentada

Dentro de la casa; la otra, fuera.

Un dueto de luz y de sombra

Interpretado todo el día entre ellas.

En su lóbrega habitación revestida de madera,

La primera resuelve problemas

Matemáticos con una máquina.

Los secos tictacs marcan el tiempo

Mientras ella calcula cada suma.

A esa estéril empresa se consagran

Sus entornados, sagaces ojos de rata,

Su enjuto, pálido rostro de raíz.

Bronceada como la tierra, la segunda está

Tumbada, oyendo los tictacs dorados

Como el polen en el aire resplandeciente.

Adormilada junto a un lecho de amapolas[36],

Observa cómo sus rojas llamas sedosas,

De sangre en forma de pétalos,

Arden abiertas a la espada del sol.

Sobre ese verde altar, transformada

Libremente en la novia del sol, ésta última

Crece aprisa junto con las semillas.

Arrellanada en la hierba, se siente orgullosa

De estar engendrando a un rey[37]. Ácida

Y amarillenta como un limón,

La otra, virgen retorcida hasta el final,

Va abocada a la tumba con su carne fea y estragada,

Desposada[38] ya con los gusanos, aunque no es una mujer.